El matador de toros Vicente Soler y el novillero francés Maxime Solera probaron la bravura de cuatro eralas de Ganadería de Pincha.
Una intensa lluvia precedió a la jornada campera. Pese a ello, por su buen drenaje, la plaza de tientas de El Ontanal se mantenía en buen estado. Todo indicaba que en la fría mañana el tentadero se iba a llevar a cabo. Pero entonces apareció el mayor enemigo del toreo, el viento, y el ganadero, José Antonio Baigorri, con buen criterio, pospuso la tienta hasta primera hora de la tarde.
De este modo, salieron al ruedo de la plaza de tientas cuatro eralas marcadas con el hierro de Ganadería de Pincha, que fueron bien picadas por el varilarguero Jorge Martínez “Ramitos”, quien cumplió con profesionalidad su labor. El ganado cumplió sobrado en el peto. Ninguna de las vacas recibió menos de cinco puyazos.
Y tal materia prima satisfizo asimismo al ganadero por su el juego que ofreció en la muleta. En mayor o menor medida, las eralas se caracterizaron por su nobleza, motor y durabilidad. En este sentido, la más completa fue la tercera, aunque la cuarta atesoró mucha calidad, a cambio de andar algo más justa de fuerzas.
Ante este ganado bravo, se lució primero el matador de toros castellonense Vicente Soler y después el novillero francés Maxime Solera, que el día anterior había recogido el trofeo a la mejor faena de la Feria de Peralta. Ambos mostraron buenas maneras ante las vacas, pero debieron estar mejor, sobre todo el espada de alternativa, en el que fue el primer tentadero que lleva a cabo José Antonio Baigorri durante el otoño.