TRES TOREROS REMEMORAN SU PASO POR LA FERIA DE PAMPLONA

El sevillano Javier Jiménez recordó la espeluznante voltereta que sufrió en Pamplona el pasado 8 de julio.

El sevillano Javier Jiménez recordó la espeluznante voltereta que sufrió en Pamplona el pasado 8 de julio.

Roca Rey, Paco Ureña y Javier Jiménez coinciden en la importancia de la plaza de la capital navarra para sus respectivas trayectorias.

Tres toreros de la actualidad, de mayor o menor importancia, coinciden en otras tantas entrevistas, publicadas en el semanario taurino ‘6 Toros 6’, en la importancia que ha tenido la plaza de toros de Pamplona para sus respectivas trayectorias profesionales.

Por  un lado, el triunfador en la Feria del Toro del año pasado, Roca Rey, rememora sus dos actuaciones sanfermineras, en las que cortó nada menos que cinco orejas. “La feria de San Fermín representó muchísimo y fue importante porque significaba pegar otro toque de atención. La gente se dio cuenta de la disposición y las ganas que tenía de jugarme la vida en una plaza tan importante. Lo reconocieron y, por ese motivo, Pamplona ha sido otro de los momentos claves de la temporada”, asegura el joven peruano.

Roca Rey, que presentó en Pamplona en la pasada feria, en su primera actuación, el 7 de julio, y con ayuda presidencial, cortó tres orejas a dos toros de Fuente Ymbro. Y seis días después, paseó en triunfo las dos orejas de un buen toro de Núñez del Cuvillo.

Por su parte, para Paco Ureña fue fundamental la tarde frente a los toros de José Escolar, pero no la de este año sino la del pasado, la de 2015. Preguntado sobre el toro que más veces le viene a la cabeza de todos los que ha lidiado, el matador de toros murciano responde lo siguiente:

“Los toros que más se me vienen a la cabeza son los dos de Pamplona de José Escolar en la feria de 2015. Creo que esos toros son los que empezaron a cambiar mi vida y, de hecho, la cambiaron. Esos han sido dos de los toros más importantes de mi vida y de los que recuerdo cada día. Ese 11 de julio de 2015 Paco Ureña empezó a ser Paco Ureña. Había que esperar muchas cosas en lo taurino y en lo personal, y ese día fue. Y no fui yo, fueron esos dos toros los que me abrieron el camino”, reconoce el murciano.

Por último, el sevillano Javier Jiménez vivió hace unos meses en Pamplona, en la tarde de su presentación, una situación diferente.  “Tengo la sensación de que cada corrida me hizo ganar el siguiente contrato. (…) Pero quiero pensar que,  en Sevilla, el gusto que dejé con mi primer toro y la oreja que corté al otro me abrieron las puertas de Pamplona, donde, aun sin cortar orejas, se habló de mí. Allí no fue el concepto lo que dejó huella, sino la raza, la ambición, el compromiso. Todavía no sé cómo maté aquel toro que me volteó tan fuertemente, no me enteraba de nada.

El joven diestro de Espartinas se refiere a su actuación del 8 de julio. Al intentar ejecutar el toreo genuflexo, fue lanzado al aire pamplonés, a gran altura, impulsado por las astas del cebada Artillero, tercero del festejo, que, como en el encierro de la mañana, volvió a cobrar triste protagonismo. La caída del torero sobre la arena fue horripilante, pero el toro lo volvió a lanzar y luego se dedicó a pisotear al diestro andaluz, quien, para entonces, ya había perdido el sentido, o así lo pareció. Tuvo que pasar por la enfermería; en ella se le apreció contusiones múltiples y pérdida de consciencia; contra la recomendación médica, salió a estoquear a ese toro. Con el público entregado, se tiró a matar pero pinchó reiteradamente.

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