HERMOSO DE MENDOZA CIERRA MARZO EN MÉXICO CON 13 TARDES, 11 PUERTAS GRANDES, 29 OREJAS Y 4 RABOS

Disparate, un potro hijo de Gallo, debutó en los ruedos con una buena actuación.

Los tres últimos trofeos los cobró el sábado en Atizapán de Zaragoza, donde hizo debutar a dos caballos.

Plaza: Conchita Cintrón, en el Cortijo Los Azulejos de Atizapán de Zaragoza.

Ganado: cuatro toros de Refugio Peña, de juego muy dispar.

Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y dos orejas.

Horacio Casas: ovación y vuelta al ruedo.

Incidencias: Llenazo de “no hay billetes”. El navarro hizo debutar a dos caballos: Disparate y Churumay.

Pablo Hermoso de Mendoza cerró el sábado pasado su mes de marzo en México con unos datos contundentes que reflejan su poderío: trece actuaciones, once puertas grandes, veintinueve orejas y cuatro rabos. Los últimos tres trofeos los consiguió en la plaza Conchita Cintrón del Cortijo Los Azulejos, en Atizapán de Zaragoza. En tal escenario, que se abarrotó para ver el navarro, hizo debutar en los ruedos a dos potros: a Disparate, hijo de Gallo, y a Churumay, hijo de Mazzantini nacido en México.

El primero fue utilizado por el maestro estellés para recibir al que abrió plaza. La montura debutante se acopló perfectamente a la suave embestida del toro y, además del rejón de castigo, fue dos veces de frente y salió redonda y reunida en ambos embroques. En banderillas, Viriato disfrutó de la templanza del toro y se lució con su toreo de costado; seguidamente, Manolete se recreó con su toreo de frente y con sus espectaculares piruetas. Y ya en el último tercio se produjo el otro debut, el de Churumay, que dejó buenas vibraciones. Nunca perdió la cara en los tres embroques con cortas, en los dos con rosas y en la ejecución de la suerte final. El caballero navarro, previo pinchazo, terminó con un rejón letal que le permitió pasear la primera oreja del festejo.

El segundo del lote de Hermoso de Mendoza fue un manso desesperante de salida, al que, sin embargo, estuvo a punto de cortarle el rabo. La gran culpa de ello la tuvo Chenel, que bordó el toreo, enseñó al toro a embestir e hizo que el cuatreño fuese ya otro en el tercio de banderillas. Después, Ícaro protagonizó varios cara a cara muy propios de su estilo. El alboroto continuó en el último tercio con Pirata, que permitió a su dueño lucirse con las cortas y con dos pares a dos manos. Pero el rejón definitivo cayó algo bajo y el jinete se vio obligado a descabellar, suerte en la que se mostró certero pero con la que no pudo evitar que el premio se redujese a dos orejas.

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