Los novillos galoparon con nobleza, no ofrecieron problemas, aunque les costó entrar en los corrales.
Los cuatro novillos marcados con el hierro de Ganadería de Pincha mostraron la nobleza de la ganadería lodosana de José Antonio Baigorri que, desde hace 31 años, se dedica a criar un ganado bravo que, en el asfalto, fue a lo suyo. Los utreros salieron a las nueve de la mañana de los corrales de la calle del Aire. Rápidos y abriéndose paso entre una multitud de corredores que no frenaron a los animales en su ímpetu por llegar al ruedo, en busca de un descanso. Les costó más entrar en los corrales. Los morlacos se acomodaron en la arena del coso.