Armendáriz y Galán compartieron salida a hombros en Olite. Fotografía: Galdona.
Se enfrentaron a cuatro toros de Rosa Rodrigues, varios cinqueños, de desigual presentación y muy distinta condición.
Ganado: Cuatro toros de Rosa Rodrigues, desiguales de presentación y de juego; noble el primero pero con poca fuerza, soso; el segundo, cinqueño, con muy poca clase, reservón y esperando mucho; el tercero, el de más calidad de todo el encierro, con buen son; y el cuarto, un torazo que embistió a arreones.
Sergio Galán: una oreja y dos orejas.
Roberto Armendáriz: saludos desde el tercio y dos orejas.
Presidencia: A cargo de Gema Garro, asesorada por Luis Miguel Baztán y Ohiana Ostolaza. Cumplieron correctamente, aunque con algo de generosidad en la concesión de los trofeos.
Incidencias: Dos tercios de entrada.
Roberto Armendáriz salvó con nota la papeleta que se encontró ayer en Olite. Si complicado es estar bien ante los toros buenos, más difícil es estar a la altura con dos toros como los que tuvo que matar ayer el rejoneador navarro. Fueron dos cinqueños de Rosa Rodrigues de muy mal estilo, que en ningún momento dieron facilidades.
Armendáriz demostró madurez para estar siempre por encima de sus oponentes y terminar cortando dos orejas al cuarto de la tarde. Sergio Galán, por su parte, cortó tres orejas a dos toros de muy diferente condición, mucho más colaboradores y nobles, aunque les faltó un poco más de motor.
Armendáriz se enfrentó en su primero a un toro de feas hechuras y de mal estilo. Fue un astado distraído de salida, que llegó a banderillas muy reservón, parado y siempre a la espera, con lo que había que llegarle mucho para poder clavar. Armendáriz a lomos de Zamorino se metió mucho con el toro, tirando de él y clavando cuatro banderillas de mucho mérito, teniendo en cuenta las condiciones del astado. Con Polvorilla llegaron las banderillas cortas y los adornos delante de la cara del toro. Como pinchó, su labor no fue premiada con oreja.
Mejor estuvo ante el torazo lidiado en cuarto lugar, un cinqueño de mucho volumen que comenzó embistiendo a arreones y que, poco a poco, fue templándose gracias a la labor de Armendáriz. Especialmente importantes fueron las dos primeras banderillas con Prometido, arriesgando mucho en los galopes a dos pistas y dejándose llegar una barbaridad al toro. Con Delirio llegaron las piruetas en la cara del astado y, finalmente con Polvorilla clavó varias cortas y mató de un metisaca y un descabello. El público le premió con dos orejas.
Sergio Galán se enfrentó en primer lugar a otro toro de mucho volumen, pero que embistió con clase hasta que sus fuerzas se lo permitieron. Galán estuvo siempre muy seguro, clavó arriba y destacó especialmente montado sobre Fado, un caballo de mucha expresividad y que siempre ofreció la cara y los pechos al toro.
Su segundo fue el mejor toro de la tarde, con extraordinaria nobleza y buen son, y Galán pudo disfrutar toreando con algunas de sus mejores monturas, como Apolo. Faena muy templada y de gusto que remató de un rejonazo trasero y dos golpes de descabello.
Texto: Miguel Pérez.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX