NUEVO TRIUNFO DE ARMENDÁRIZ EN EL CIERRE DE LA FERIA DE TUDELA

Roberto Armendáriz consiguió un nuevo triunfo en Tudela. Fotografía: Blanca Aldanondo.

El novillero Emilio Huertas logró un trofeo ante una novillada muy descastada de Conde de la Maza.

Ficha técnica.

Ganado.

Dos toros para rejones de Torremilla, descastados, mansos, reservones, embistiendo a arreones, y seis utreros de Conde de la Maza, muy bien presentados, pero de juego muy deslucido, por mansos, descastados y por no emplearse en ningún momento, embistiendo con la cara alta, salvo el sexto, que metió mejor la cara.

Diestros.

Roberto Armendáriz: saludos desde el tercio y dos orejas.

Alejandro Enríquez: silencio y silencio.

Diego Hermosilla: saludos desde el tercio tras aviso y silencio.

Emilio Huertas: silencio y oreja tras aviso.

Presidencia. Joaquim Torrents, asesorado por Francisco Javier Garijo y Rosa López.

Incidencias. Más de un tercio de entrada.

Uno tras otro, ocho mansos salieron de la puerta de chiqueros al ruedo de Tudela. No se salvaron ni los dos toros cinqueños de rejones, de Torremilla, ni los utreros de Conde de la Maza. Y eso que los seis novillos lucieron una excelente presentación, de bella lámina y astifinos pitones. Pero por dentro, sólo mansedumbre. Sólo se puede salvar al sexto, octavo de la tarde, el novillo que con nobleza mejor metió la cara, aunque lo hizo sin nada de transmisión. Sus hermanos, nada de nada. Mansos sin paliativos, sin emplearse en ningún momento, siempre con la cara alta, saliendo sueltos de los capotes, reservones en la muleta, embistiendo a cabezazos. En el caballo se dolieron haciendo sonar el estribo y saliendo sueltos.

A los toros de rejones les valen muchas de las anteriores características, a lo que hay que sumar, además, peligro constante al embestir a arreones, enterándose y poniéndose por delante de las monturas de Armendáriz. Un duro examen que el rejoneador, en un momento dulce, salvó con nota.

Dos orejas cortó en su segundo toro, el quinto de la tarde. Fue un cinqueño complicado, Armendáriz arriesgó con sus caballos Zamorinoy, especialmente, con su estrella Polvorilla.Se la jugó y la apuesta salió bien. Con ambos caballos llegó mucho hasta la cara del toro, logró toreras pasadas y clavó arriba las banderillas. Con Zamorino calentó el ambiente con las piruetas en la cara del astado para rematar su actuación con el temple y valor de Polvorilla. Un rejonazo certero le valió para cortar las dos orejas. Valiente y decidido también con su primero, otro «regalo», ante el que también se la jugó con seguridad y sitio. Todo lo puso el rejoneador, pero no estuvo tan acertado con el rejón de muerte.

Firmeza de Emilio Huertas

De los de a pie, Emilio Huertas logró los mejores momentos y cortó una oreja al octavo novillo, el único que metió la cara con cierta nobleza. Demostró ser un torero ya puesto, con gusto y que, metiéndose mucho con el novillo, logró meritorias tandas, muy templadas, especialmente por el pitón derecho. Su primero fue un novillo reservón, con la cara alta, al que le robó muletazos de uno a uno, en el tercio, con valor, aunque no estuvo tan acertado con los aceros.

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