Curro Durán le brindó la muerte de un utrero a El Soro. Fotografías: Galdona.
El valenciano Climent y el sevillano Curro Durán se repartieron dos orejas.
Ganado: Seis utreros de Rocío de la Cámara -tercero, cuarto y quinto con el hierro de Cortijo de la Sierra, del mismo propietario y similar procedencia-, bien presentados aunque primero y sexto más terciados, y de juego dispar; inválido el primero, noble pero justo de fuerza el segundo, mansito encastado el tercero, deslucido el cuarto, y nobles y manejables los dos últimos de la tarde.
Novilleros. David Fernández: saludos desde el tercio tras aviso y silencio. Cristian Climent: silencio tras aviso y oreja. Curro Durán: vuelta al ruedo y oreja.
Presidencia: A cargo de Carlos Javier Calvo, asesorado por Francisco Javier Campo y el veterinario Jesús Miguel Blanco, correcta en su cometido aunque no debió mantener en el ruedo al primer novillo.
Incidencias: Dos tercios de plaza. Los tres novilleros hicieron el paseíllo desmonterados. Los subalternos Foucart y Jesús Arroyo se desmonteraron tras parear al tercero y al sexto, respectivamente.
La cuarta de feria fue ganando en interés a medida que avanzaba el festejo. El palco no quiso devolver al corral al inválido que abrió plaza y el novillero de turno, Fernández en este caso, tuvo que realizar labor de enfermero. Además, alargó demasiado la faena y acabó aburriendo al respetable.
Fernández se lució de capa. Fotografía: Galdona.
El segundo de su lote, cuarto de la tarde, fue el peor del encierro, un utrero deslucido que echó siempre la cara arriba. El murciano no terminó de acoplarse y terminó su labor bajo el silencio del público. Lo cierto es que el de Cehegín se llevó el peor lote y sin materia prima no hay opción.
A Climent, por su parte, le correspondió en primer lugar un utrero noble con algo más de fuerza que el anterior. Apoderado por El Soro -que saludó desde el ruedo a una ovación-, el joven valenciano no pudo corregir los cabezazos que pegaba el novillo, y abusó además de redondos y desplantes. No acertó con el estoque -cuatro pinchazos- y escuchó el silencio de los tendidos.
Pase de pecho rodilla en tierra de Climent. Fotografía: Galdona.
Frente al quinto, más rematado y bonito de hechuras, se lució con los rehiletes y conectó con un toreo tremendista que prologó la concesión de una oreja.
Por último, Curro Durán, que toreó como sustituto de Varea, dejó buena imagen. De él brotó el mejor toreo de la tarde. A su primero, el de más trapío de la tarde, lo recibió con gusto de capa. Con la muleta, al mansito encastado lo sometió por abajo y ejecutó seguidamente tres series que fueron lo mejor del festejo. Mató de pinchazo, estocada y descabello, y dio la vuelta al ruedo.
Durán sufrió en el sexto una espectacular voltereta y tuvo que pasar a la enfermería. Fotografía: Galdona.
Frente al sexto, este sevillano de Utrera optó por el arrimón y fue espectacularmente volteado. Continuó por redondos, mató de una caída, cobró una oreja y pasó a la enfermería.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX