FRANCIA INSCRIBE LAS CORRIDAS DE TOROS EN SU PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL

Plaza de toros de Nimes

El documento presentado asegura que la corrida de toros refleja la sensibilidad específica de cada uno de los pueblos y comunidades que la comparten en Europa y en América

Tras un estudio presentado por el Observatorio de las Culturas Taurinas, el Ministerio de Cultura francés anunció el viernes la inscripción de la Tauromaquia en el inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de Francia.

La noticia se dio a conocer en Arles, en un acto presidido por el diputado francés Michel Vauzelle, en representación del Gobierno, por Hervé Schiavetty, alcalde de esta localidad francesa, por los empresarios Marc y Luc Jalabert y diversos representantes de instancias taurinas francesas.

Esta inscripción corrobora en términos científicos y culturales la legislación francesa que desde hace tiempo legaliza la corrida en las regiones “donde existe una tradición local ininterrrumpida” y consagra la excepción cultural que conduce la ley a descartar la prohibición de la Fiesta de los toros en dichas regiones.

La corrida de toros fue introducida en Francia a partir del siglo XIX allí donde existían tradiciones autóctonas y antiguas, y permanece vigente hoy en día en cuatro regiones del sur, donde se celebran cada año festejos en 47 ciudades.

El Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas, capitaneado por André Viard, reúne en Francia el conjunto de las asociaciones profesionales y culturales relacionadas con la tauromaquia así como la Unión de las Ciudades Taurinas de Francia.

En el expediente presentado, basado en los requisitos exigidos por la UNESCO para definir una cultura admisible en el patrimonio inmaterial de la humanidad, el Observatorio francés ha hecho valer que la corrida de toros refleja la sensibilidad específica de cada uno de los pueblos y comunidades que la comparten en Europa y en América, que pertenece a las artes del espectáculo y a las actividades rituales y festivas, y que constituye el núcleo de numerosas fiestas locales, fomentando de manera muy significativa el turismo y la economía de las ciudades taurinas, implicando además, en el campo y en las ciudades, numerosos oficios y puestos de trabajo relacionados directa o indirectamente con el mundo de los toros.

Razones obvias y de peso

El citado Observatorio ha indicado además que la corrida de toros da lugar durante todo el año a numerosos actos culturales y encuentros entre aficionados, y a numerosas publicaciones en libros, revistas y sitios en Internet.

Por otra parte, el Observatorio ha demostrado que en su organización y en su desarrollo la llamada Fiesta de los toros está basada en el respeto que los ganaderos, toreros y aficionados sienten por el toro durante su lidia y durante su cría en condiciones óptimas de libertad, en unos espacios preservados que constituyen una reserva ecológica insustituible para la fauna salvaje y la flora. La conservación de esta riqueza ecológica así como de los encastes del toro de lidia está condicionada por la supervivencia de la corrida de toros.

El Observatorio de las Culturas Taurinas, cuyo trabajo científico ha sido elaborado por un plantel de universitarios bajo la dirección de François Zumbielh, en el que han participado, entre otros, la historiadora Araceli Guillaume-Alonso y el filósofo Francis Wolf, seguirá aunando sus esfuerzos con todas las entidades que en España, Portugal y en los cinco países taurinos de Iberoamérica trabajan para el reconocimiento de la Fiesta de los toros como patrimonio cultural inmaterial a nivel nacional e internacional, de cara a la UNESCO, entregándoles si lo desean el informe científico que ha permitido que Francia se convierta en el primer país taurino que inscribe la Fiesta en la lista de su patrimonio inmaterial.

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