EL CLUB COCHERITO DE BILBAO VISITÓ LA GANADERÍA NAVARRA DE BAIGORRI

El grupo de socios del Club Cocherito de Bilbao junto a Oliva Soto en la finca El Ontanal de José Antonio Baigorri.

El grupo de socios del Club Cocherito de Bilbao junto a Oliva Soto en la finca El Ontanal de José Antonio Baigorri.

Una treintena de aficionados de esta entidad vizcaína recorrió la finca lodosana El Ontanal y disfrutó de un tentadero a cargo de los sevillanos Oliva Soto y Mario Diéguez.

Una treintena de aficionados del Club Cocherito de Bilbao, entidad con solera que cuenta en la actualidad con 1.300 socios, visitó el sábado pasado la ganadería lodosana de José Antonio Baigorri y disfrutó de una jornada campera, que finalizó con la celebración de un tentadero.

Pasado el mediodía y tras una complicada maniobra, un autobús consiguió entrar en la finca El Ontanal. Uno tras otro, descendieron de él treinta socios de la entidad taurina vizcaína, que fueron recibidos por el propio ganadero, José Antonio Baigorri, su esposa, Rosa Domínguez, y el mayoral, Francisco Hidalgo.

Novillos de Ganadería de Pincha para la próxima temporada. Fotografía: Miguel Monreal.

Novillos de Ganadería de Pincha para la próxima temporada. Fotografía: Miguel Monreal.

Media hora después, subidos en un remolque, conocieron los diversos cerrados de la ganadería y pudieron contemplar en primer plano las vacas, añojos, erales, utreros y sementales marcados con los hierros de Ganadería de Pincha y de El Tolco.

Tras una comida de hermandad, los socios del Cocherito, de manos de la secretaria de la junta directiva, Ellen Dulau, agasajaron al ganadero con una placa de recuerdo y repartieron unos diplomas que certificaban la realización de un curso de Tauromaquia.

Aroma sevillano

Seguidamente, todos se desplazaron hasta la placita de tientas para ser testigos y disfrutar de un tentadero de cuatro eralas, protagonizado por el matador de toros Oliva Soto y el novillero Mario Diéguez, ambos sevillanos. La suerte de varas corrió a cargo del picador tudelano Juan Manuel Sangüesa, que manejó con maestría la vara y el caballo.

Derechazo de Oliva Soto a la primera erala.

Derechazo de Oliva Soto a la primera erala.

Las cuatro vacas acudieron media docena de veces al peto, después de arrancarse desde los medios y desde el extremo opuesto al varilarguero. En la muleta, en distintas dosis, todas atesoraron fijeza, nobleza y clase, y permitieron la ejecución de faenas largas, que concluyeron a campo abierto.

Los dos toreros mostraron buenas maneras y se pegaron una hartá de torear. Oliva Soto, natural de Camas y paisano por tanto de Curro Romero se impuso a la primera vaca, algo variable en su acometida, y disfrutó de la buena tercera, ante la que dejó ver ese duende, ese aroma sevillano tan propio de su toreo. Por su parte, el ecijano Diéguez mostró asimismo estupendas maneras y realizó dos largas faenas repletas de serenidad, seguridad, temple y finura.

Tras el tentadero, los aficionados vizcaínos regresaron a Bilbao, satisfechos de los que habían vivido y contemplado en tierras navarras.

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