El ganadero onubense, que lidiará este año, en Tafalla, Peralta y Lodosa, ofreció una charla en el Club Taurino de Pamplona.
Cuarto Jueves Taurino y cuarto lleno en el Club Taurino de Pamplona. La ocasión lo merecía. Como conferenciante, Tomás Prieto de la Cal, quien, a sus 53 años, es uno de los criadores de bravo más honesto, íntegro y señorial de los cientos que existen en la península.
Y ayer, en la capital navarra, dejó claras muestras de ello. Pero primero hizo un recorrido por la historia de su ganadería. Fue formada en 1912 por Florentino Sotomayor, con reses de Miura y Parladé y varios sementales de Tamarón. En 1931 fue adquirida por Mariano y Fermín Martín Alonso, quienes, a su vez, la vendieron en 1935 a Marcial Lalanda, anunciándola a nombre de Emilia Mejía, su esposa. En 1940 agregó un semental y vacas de Albaserrada, vendiéndola en 1945 a Tomás Prieto de la Cal y Dibildos, marqués de Seoane, quien eliminó todo lo anterior y añadió 250 cabezas, oriundas de Veragua y procedentes de José Enrique Calderón. Pastaba entonces en la finca de Los Alburejos (Medina Sidonia). Debutó como ganadero el 24 de agosto de 1945, en Almería; torearon Arruza, Montani y Parrita.
Falleció en 1975, y la ganadería se anunció ya a nombre de su hijo, Tomás Prieto de la Cal y Picón, su actual propietario; es decir, tuvo que hacerse cargo de la vacada cuando sólo tenía 9 años de edad.
Realizado este recorrido histórico, abogó por la autenticidad de la Fiesta, en la que, según su entender, el auténtico protagonista es el toro, antes que el torero. “El espectáculo debe residir en el miedo que despierte un toro fiero y no en practicar una especie de ballet delante de un animal que inspire compasión”, argumentó el ganadero.
Bajo la atenta mirada de su madre, Mercedes Picón, que nunca se pierde sus citas con Pamplona, su hijo defendió la casta, la bravura como esencia de la Tauromaquia, aunque conlleve una disminución del número de contratos y, por tanto, menos rendimiento económico. “Las figuras no deberían ser consideradas como tales mientras no se enfrenten a todo tipo de encastes”, concluyó el ganadero onubense.
Desde su finca La Ruiza, ubicada en la localidad de San Juan del Puerto (Huelva), saldrán este año dos corridas de toros y cuatro novilladas picadas. Y la mitad de estos festejos tendrán por escenario plazas de Navarra. Tras la corrida de toros lidiada el año pasado en Tafalla, que lució magnífica presentación y ofreció un juego interesante, con un toro, el cuarto, Farolero, número 62, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, repetirá en la próxima feria. La otra corrida la lidiará en la plaza francesa de Orthez.
Respecto a esas cuatro novilladas, sus utreros saltarán al ruedo de la plaza de Lodosa, feria en la que este hierro es fijo, y en la de Peralta, por cuarta vez en lo que llevamos de siglo XXI.