Varios criadores de bravo ya están reduciendo el número de reses de sus vacadas sacrificándolas en el matadero.
“Si no hay festejos populares ni ayudas de la Administración, el 60% de las explotaciones desaparecerán en Navarra”. En plena crisis sanitaria y económica, la advertencia parte a su pesar del presidente de la Asociación de Ganaderías de Reses Bravas de Navarra, Víctor Arriazu, a tenor de las escasas posibilidades de celebración de encierros y suelta de vaquillas apuntadas la semana pasada en una reunión con el Gobierno de Navarra.
Así como la tan repetida y esperada desescalada contempla la reapertura de las plazas de toros con unos mínimos establecidos en la distancia de los aficionados, todo evento al aire que comporte aglomeración de público, como son los espectáculos taurinos de calle, carece de garantías de celebración.
Las 10.000 cabezas registradas en el censo de reses bravas en Navarra se reparten entre 68 explotaciones, tal y como trascendió en el encuentro de días pasados con el Ejecutivo navarra. De este número, “la mitad” -asegura Arriazu- tiene una dedicación profesional. Sólo una minoría, como precisa, cría animales para la lidia. El resto concentra su actividad en los denominados espectáculos de reses sin muerte. El departamento foral de Interior autorizó el año pasado un total de 1.591, la décima parte de los registrados en España, “entre concursos de recortadores, corridas vasco-landesa, encierros de campo, encierros urbanos, encierros mixtos, suelta de reses y toro con soga”.
El perjuicio económico que advierten los ganaderos de reses bravas en general no es un mal presagio de futuro. Es presente. La lógica se resume en una sentencia que no necesita explicaciones. “No podemos reinventarnos en este negocio. No tenemos otra salida que los festejos”, señala Arriazu. Con las cancelaciones de fiestas confirmadas y otras esperadas en pueblos, las previsiones antes que ser halagüeñas dibujan un panorama de desolación y desánimo. En medio de la incertidumbre creada por anuncios sin concretar del plan de desconfinamiento, la sensación es de vacío. “Estamos a cero”, proclama sin ambages Jesús Macua, con medio millar de cabezas de ganado. Aunque no convenga establecerse una comparación por las diferencias que existen, Aragón, con 55 explotaciones y 8.700 cabezas, calcula una pérdida de 8 millones de euros si la temporada se queda vacía de lidia y actividades de calle. El efecto negativo en Navarra puede alcanzar esa cifra, cuando no superarla, aprecia Víctor Arriazu.
Sacrificio de reses bravas
Para hacerse una idea de las dificultades a que se expone el sector, “entre el 60 y 80% de los ingresos, por no decir el 80%” de los dedicados a espectáculos de calle proceden de la actividad. En el repaso mental al balance de cuentas que efectúa Arriazu, -con 1.470 reses en su explotación de Ablitas-, el 20% restante de las ganancias proviene del traspaso de animales y de su venta para carne. La primera de las dos opciones está sujeta a la demanda existente, hoy por hoy, nula dentro y fuera de la Comunidad foral. La venta para carne está generando una salida con empresas interesadas en Europa en comercializar productos congelados, como observan los ganaderos. En esas condiciones, “el valor de una vaca brava se devalúa”, coinciden Víctor Arriazu y Miguel Reta.
Así las cosas, el sector -sin diferencia de lidia o festejo popular- no tiene otra que aliviar cargas. Sino todos, una mayoría ha optado por reducir el ganado. Guillermo Hermoso de Mendoza afirma que han enviado al matadero “quince vacas” de su finca de Zaraputz, en Estella, donde pastan 150 reses bravas y 133 equinos. Su padre y mentor, Pablo, asegura que astados de tres años apartados para novilladas de esta temporada no ofrecen suficientes garantías para ser lidiados como toros la próxima. “Ya veremos -dice- si los aprovechamos en entrenamientos a puerta cerrada o les buscaremos salida para consumo. En el tema de la ganadería de caballos lo que estamos haciendo es reducir las cubriciones y sólo centrarnos en los que ofrezcan más garantía en los progenitores”.
“Lo veo muy mal”, tercia, a su vez, José Antonio Baigorri, titular de los hierros Ganadería de Pincha y El Tolco. No tiene reparos el ganadero de Lodosa en revelar el coste anual de mantenimiento de sus 600 cabezas, incluidos novillos. “Los gastos anuales son de 135.000 euros, con lo cual si no hay ingresos este año a ver de dónde sacamos otros 135.000 euros para el que viene. No es moco de pavo. Los toros gastan mucho. Estos años atrás me ha ido bien, pero éste estamos atados de pies y manos”, se sincera. Como alternativa para superar un momento como el actual “no conocido hasta ahora”, Jesús Macua ha optado también por “rebajar la base de pienso en los machos. Esto no es como una fábrica o un camión. Aquí los animales comen todos los días”.
Miguel Reta, con 300 ejemplares en Grocin, habla de vías exploradas para buscar ayudas en la Administración. Para el ganado de lidia y festejos, hay una posibilidad de acceder a una ayuda equivalente al 30% de la factura de los últimos tres años. En el encuentro de la semana pasada con el Gobierno foral se habló también de apoyo a la Casta Navarra. Todo por estudiar.
Mientras, la Asociación de Ganado Bravo de Navarra participa con otras entidades homólogas del país de espectáculos de reses sin muerte en una iniciativa que busca obtener el reconocimiento institucional a su actividad como revulsivo de la economía local. Con todo, Reta cree que “la mejor subvención es que haya festejos y nos dejen trabajar”.
Adiós a una temporada esperanzadora
La temporada prometía esperanza en los hierros navarros y resultados halagüeños en el coso. Hermoso de Mendoza, por ejemplo, confiaba en cerrar la venta de una camada de utreros para su lidia. Zaraputz, en Estella, esperaba la visita de dos comisiones para culminar con alguna de ellas la operación de traspaso y ver de esa manera la primera camada, con encaste de Murube, criada a conciencia en sus dominios. La paralización de toda actividad que no fuese esencial, como consecuencia de la crisis del coronavirus, ahogó la ilusión de la saga rejoneadora en su versión ganadera.
“Teníamos nueve novillos apartados, comiendo pienso”, señala Guillermo Hermoso de Mendoza en su rol de joven ganadero que combina su faceta de criador de reses bravas y su destreza a lomos de los caballos como rejoneador. “Gracias a que tenemos una finca sostenible en cuanto siembra, les quité a los utreros el pienso y pasaron a hierba”, apunta. El cambio de alimentación sobrevino con la frustración del proyecto encaminado.
Cuando a José Antonio Baigorri, El Pincha, se le pregunta por su estado de ánimo, relega su condición de ganadero y descubre su lado humano como hombre apasionado de los toros: “Estoy disgustado. Muy disgustado”.
Su reacción anímica se entiende desde la lógica de la ilusión que había depositado en una temporada de progreso, con la tercera presencia de su hierro Ganadería de Pincha en la novillada de Sanfermines, tras el reconocimiento obtenido en las dos últimas ediciones. “Tenía vendidas cinco novilladas con caballos y dos sin caballos además de dos becerradas”, asegura. Los acuerdos los tenía concertados desde finales de 2019, cuando otros años “en junio no había vendido ni un pitón”. Ahora que “las cosas iban un poco mejor”, la sucesión de cancelaciones puso freno a su progresión. Canceladas Pamplona y Mont Marsan, en Francia; una duda le consume sobre las probabilidades de lidia en Peralta, Tudela y Lodosa. “Tenía una temporada muy bonita”, expresa con cierto lamento y la incertidumbre sobre las condiciones del regreso a la normalidad en la desescalada. La tauromaquia se agarra a un hilo de esperanza.
No todo está perdido en el Hontanal de Lodosa. Una brizna de optimismo asoma en su propietario cuando anuncia un cambio de tercio en la gestión de la camada de novillos que esperaba dar salida este año.
Pamplona 2021
“Para el año que viene -avanza- voy a dejar dos corridas de toros, más que nada por obligación. Lo mejor de la camada de novillos sobre el papel lo voy a dejar para toros. Sería mi debut en toros. Quería esperar dos, tres o cuatro, porque vienen camadas más purificadas y un poco más grandes. Pero la situación es la que es. Quince o dieciséis toros estarán preparados para el año que viene”.
La balanza de las promesas, en medio de la desolación, se llena también con la palabra recibida -como precisa- por la Casa de la Misericordia de Pamplona para estampar su nombre en el cartel de los Sanfermines 2021. “Es gente muy seria la de Pamplona y estamos muy contentos con ellos. El año que viene tenemos el sitio para la novillada”, precisa.
La agenda de Miguel Reta descubre el 18 de julio rotulado en rojo como la fecha de su debut de ganadero de toros de Casta Navarra en la plaza de Céret, en Francia. Después de 23 años en su finca de La Tejería, en Grocin, aguardaba a recibir la alternativa en la recuperación de un encaste vinculado a los festejos populares y al que la tradición le marca con el distintivo de la bravura. El Círculo de Aficionados Taurinos de Céret (ADAC), constituido “por una treintena de personas que costean de su bolsillo la feria, incluido el alquiler de la plaza”, había depositado su confianza en su apuesta por Casta Navarra.
“Los franceses se están portando de maravilla” en unas circunstancias tan especiales como las vividas en la actualidad. Pero hay un pero, derivado de una decisión institucional que invalida cualquier deseo. “El alcalde de la ciudad ha dicho que no se pueden hacer festejos multitudinarios. Céret es una ciudad costera pequeña, pero muy turística. Es muy parecida a Ronda. Celebra fiestas de la cereza, vino, taurina… Y hoy por hoy, el alcalde ha dicho que no se pueden celebrar”, señala Reta. La realidad no arrebata su lectura positiva de la situación en general: “La ilusión es lo último que tenemos que perder. Hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para volver con más fuerza.
Algunos datos llamativos
– El precio de un ejemplar de vaca brava entre 1.200 y 1.800 euros. Si se destina a matadero para consumo de carne se devalúa hasta el 10%, es decir, de 120 a 180 euros.
– 450-500 personas moviliza, en diferentes labores, la ganadería brava en la temporada alta en Navarra. A lo largo del año, emplea a 200.
– 700 Son los animales que ha debido sacrificar el hierro de Fuente Ymbro para ajustar su ganadería a las condiciones y exigencias de un mercado que está sufriendo el azote de la actual crisis. Fuente Ymbro figuraba en el cartel de esta temporada de los Sanfermines.
-¿Cuántos espectáculos populares puede ofrecer un ganadero navarro al año? Varía, en función de su cabaña. La de Arriazu, que dispone de 1.470 cabezas, alcanza las 250 sesiones.
– ¿Cuánto se paga por un festejo popular? Depende del número de animales, entre otros factores. Pero un Ayuntamiento puede desembolsar de 1.000 a 5.000 euros.
– ¿Dónde se van los gastos de una ganadería de espectáculos populares? Alimentación del ganado, seguros, servicio de veterinario, personal, transporte, etc.
Información de Natxo Gutiérrez, publicada en Diario de Navarra.