SEGUNDA DE SANGÜESA: ARMENDÁRIZ CORTA DOS OREJAS Y ABRE LA PRIMERA PUERTA GRANDE DE LA FERIA

Armendáriz conectó con los tendidos con un gra toreo de cercanías montando a Polvorilla.

Logró el doble trofeo del que cerró plaza y alcanzó la sexta salida a hombros de su profesión en esta localidad navarra.

Ganado. Seis toros de José Manuel Sánchez, bien presentados, pero mansos, de escasa movilidad y codicia.

Rejoneadores.

Curro Bedoya: silencio y oreja.

Joao Moura hijo: saludos y silencio.

Roberto Armendáriz: silencio y dos orejas.

Presidencia. A cargo de Patxi Gómez Nicuesa, asesorado por Agurtzane Jiménez y Francisco Gómez Vique, pese a su generosidad en la concesión del primer trofeo, cumplió bien su cometido.

Incidencias. Más de tres cuartos de plaza. Tarde soleada y calurosa. Magnífico ambiente en la plaza. No se lidiaron los toros del hierro anunciado, Castillejo de Huebra, sino marcados con el hierro de José Manuel Sánchez; es decir, del mismo propietario y de la misma procedencia, encaste Murube-Urquijo.

Los sangüesinos respondieron, como siempre, al rejoneo y la plaza registró una magnífica entrada. La calurosa tarde invitaba a presenciar toros y, de hecho, hasta se vieron varios guiris despistados y asombrados en los tendidos.

Los rejoneadores mostraron muy buena disposición y colaboraron a que el público se entretuviese, lo pasara bien. En este sentido, sólo falló el ganado, y no por su presentación, muy igualada, sino por su juego. Algunos mostraron querencia a tablas, especialmente los del luso. Y la mayoría resultaron parados y faltos de codicia.

En tales condiciones, el mejor toreo a caballo vino de la mano de Roberto Armendáriz. Curiosamente, su mejor faena, por templados tiempos, por más calidad torera, quedó sin premio por fallar a la hora de matar. En la segunda, por el contrario, acertó con el rejón letal, lo que le permitió pasear las dos orejas del mal toro, abrir la primera puerta grande de la feria y encadenar su tercera salida a hombros consecutiva, a la espera de su próxima actuación en Olite el próximo sábado.

El triunfo grande lo logró del que cerró plaza, un ejemplar muy distraído de salida, que reaccionó con el primer y único rejón con el que le castigó el navarro, lo que le permitió llevarlo embebido en la cola de Zelador. En banderillas, clavó un palo con Prometido, montura a la que le tocó aguantar los arreones del cuatreño, que sólo buscaba sorprender para cazar. Con la salida de Zamorino la faena cogió vuelos, conectó con los tendidos, en tres banderillas, acompañadas de piruetas tras los embroques, adornos que no lucieron lo deseado por la nula colaboración del toro. En el tercio final, sobre Trasnochador, dejó dos cortas sin respiro y, tras unos adornos, hundió el rejón letal y el toro no tardó en doblar. Dos orejas y objetivo cumplido.

Su primera faena, sin embargo, tuvo más peso taurino. La comenzó con Cilín, montura que se lució en dos rejones de castigo y con elegantes batidas ante otro toro paradito. Con Delirio dejó dos banderillas yendo muy de frente hacia un toro que ya sólo pegaba arreones. Después, Polvorilla volvió a destacar con su toreo en escasos terrenos, dando siempre la cara. Y, cuando ya el público pensaba en premios, el caballero de Noain falló al matar.

El otro trofeo de la tarde lo paseó Bedoya, que realizó dos faenas de buen corte, pero un tanto faltas de temple, como a la carrera. Terminó la segunda con un rejón y, pese al recital del puntillero, el público pidió el trofeo.

Moura, por último, mostró la calidad de su toreo en sus dos aquerenciados toros y puso con pureza, yendo muy de frente, las banderillas pero mató demasiado mal para lo mucho que ya ha toreado en España. No tiene excusas.

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