SANTAFÉ MARTÓN LIDIA UN MUY BUEN UTRERO EN LA PLAZA DE ZARAGOZA

Arquidito, el primero de la tarde, volteó sin más consecuencias a Roberto Blanco.

Arquidito, el primero de la tarde, volteó sin más consecuencias a Roberto Blanco.

El novillero malagueño Fernando Rey sólo le cortó una oreja, la única de la tarde, porque mató de una estocada caída.

Ganado: cuatro utreros de Santafé Martón, segundo y quinto como sobreros, muy bien presentados y de variado juego en noble, con un segundo bis que atesoró mucha calidad, y dos erales de Valrubio, tercero y sexto, gordos, bueno uno y deslucido el último.

Novilleros: Roberto Blanco (silencio y ovación tras aviso), Fernando Rey (oreja y silencio) y el novillero sin picadores Juan Torres “Juanito” (saludos desde el tercio tras aviso en ambos).

Lugar y fecha: plaza de toros de La Misericordia (Zaragoza). 8 de octubre.

Incidencias: Un cuarto de plaza. Segunda de la Feria de El Pilar. Blanco sustituyó a Cayetano Ortiz. Saludaron montera en mano los banderilleros Cristian Bolaños, José Antonio Prestel, Venturita y Diego García.

El ganadero navarro José Ángel Santafé abandonó el martes la plaza de Zaragoza con un sabor agridulce. No entendía por qué habían devuelto el segundo utrero de la tarde –“había que haberle dado más tiempo”, aseguró- y, por otro lado, estaba muy satisfecho con el que salió en su lugar, el que iba a ser quinto, pues se corrió turno, el llamado Tonadillero, número 36, un colorado de 507 kilos, que atesoró mucha calidad y al que Fernando Rey no le cortó las dos orejas porque terminó con una estocada caída.

A este excelente novillo, Rey le cuajó un gran faena, a base torear con la mano baja, muy despacio, ligando las series y componiendo la figura. El malagueño se sintió a gusto toreando al natural, arrastrando la muleta por el albero maño, ante un utrero que, humillado, con estupendo tranco, no se cansó de embestir. De haber matado bien, habría cobrado las dos orejas de Tonadillero, pero cayó baja y se tuvo que conformar con un trofeo, cobrado, eso sí, a ley.

El quinto fue devuelto y en su lugar salió otro sobrero, también del hierro navarro, que tenía mucho que torear. Había que llevarlo empapado en la muleta, pero, en esta ocasión, Rey no lo vio claro y, con un trasteo de aliño, abrevió. Mató de una estocada atravesada y el público guardó silencio.

Roberto Blanco, por su parte, al comenzar la faena de muleta, sufrió una voltereta del que abrió plaza, Arquidito, número 18, de 538 kilos, percance que quizá mermó sus facultades. Lo cierto es que el noble novillo y el novillero no se entendieron. Terminó con un pinchazo y una entera, y en los tendidos imperó el silencio.

El novillero pucelano tampoco se entendió con el cuarto, un utrero noble al que le faltó mayor transmisión. Faena anodina, con algún buen muletazo aislado, cerrada con una buena estocada y un certero golpe de descabello, que prologó una ovación.

Toreó también Juanito, novillero sin caballos aragonés, que se enfrentó a dos erales de Valrubio de distinta condición, que estuvo por encima de ellos y que dejó buena imagen, aunque se le atragantaron los aceros.

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