PUERTA GRANDE PARA RODRIGO MOLINA EN LA TERCERA DE SAN ADRIÁN

Rodrigo Molina se lució de capa ante sus dos novillos. Fotografía: Virumbrales.

Rodrigo Molina se lució de capa ante sus dos novillos. Fotografía: Virumbrales.

El primero de los novillos de Ganadería de Pincha fue aplaudido en el arrastre e incluso tuvo petición de vuelta al ruedo.

Ganadería: cuatro erales de Ganadería de Pincha, bien presentados y de buen juego en conjunto; el primero fue aplaudido en el arrastre e incluso tuvo petición de vuelta al ruedo.

Sedano Vázquez: oreja tras aviso y silencio tras dos avisos.

Rodrigo Molina: oreja en ambos. Salió a hombros.

Presidencia: a cargo de Rosana Cigudosa, que contó con la asesoría artística de Santiago Navarro y de Belén Ferrer en el terreno veterinario, sin problemas.

Incidencias: tarde de temperatura agradable con rachillas de viento. Al final, bajó la temperatura. Buen ambiente en los tendidos.

Ayer se lidiaron astados de Pincha. Los ejemplares navarros tuvieron su faena, alguno presentó más complicaciones. Y de entre todos destacó el primero, un burraco herrado con el número 47, pronto, con fijeza y que no se cansaba de embestir. Además, salía de cada muletazo abriéndose y quedándose colocado para el siguiente.

La tarde de Sedano Vázquez tuvo una de cal y otra de arena. Recibió al primero a pies juntos y lo sacó toreando al tercio. Con la muleta cogió la distancia pronto. Lo llevó largo y toreó con empaque. Al natural firmó una serie de muletazos largos, muy plásticos. Finalizó  con manoletinas. Lo cazó a la segunda, y cortó una oreja tras escuchar un aviso.

Su segundo recibió una lidia desastrosa y Sedano Vázquez tuvo que sobreponerse a ello. Intentó acoplarse con el de Pincha, pero no acabó de hacerse con la embestida de un astado con mucho brío. Se le atragantó la espada y escucho dos avisos.

Rodrigo Molina meció el capote con cadencia en su lote. En el que fue su primero brilló en el toreo al natural y anduvo listo dejando que el novillo, que tenía buena condición, repusiera entre tanda y tanda. Molestaba el viento pero Molina se mantuvo firme y demostró querer ser. Cortó una oreja.

En el cuarto sacó su lado más técnico sin perder la esencia. Muletazos de uno en uno, bajando la mano, obligando al animal. Hubo momentos en los que consiguió meterlo en el canasto. Lo intentó con la izquierda y no pudo ser, el novillo se venía cruzado y no quería tragarse ni uno. Molina volvió a montar la muleta sobre la mano diestra, bajó la mano de nuevo y llegaron los muletazos más lúcidos aunque no siempre logró someter al animal. Hizo la cruz con la espada y la muleta dejando, la que hasta hoy, ha sido la mejor estocada de la feria: bien ejecutada y en todo lo alto. El público le premió con otra oreja con la que abrió la puerta grande.

Infomración y fotografía de Isabel Virumbrales para Diario de Navarra.

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