PRIMERA DE LA FERIA DE ESTELLA. CRÓNICA. CRIADOS CON DULZURA

Derechazo largo de Iván Fandiño a su primero.

Derechazo largo de Iván Fandiño a su primero.

Sólo el diestro vizcaíno abrió la puerta grande, aunque, por sus faenas, también la merecieron los dos sevillanos.

Ganado: Seis toros de Juan Manuel Criado, bien presentados, nobles, con clase pero escasos de fuerza; el segundo fue aplaudido en el arrastre.

Manuel Jesús “El Cid”: oreja con fuerte petición de la segunda y saludos desde el tercio tras aviso.

Iván Fandiño: oreja con fuerte petición de la segunda y dos orejas. Salió a hombros. Agustín de Espartinas: silencio tras aviso y oreja con fuerte petición de la segunda.

Presidencia: A cargo de José Ángel Izcue, asesorado por Jesús Miguel Blanco y Lorenzo Gómez de Segura, cumplió muy bien su cometido, con criterio taurino, no sólo festivo.

Incidencias: Dos tercios de plaza. Tarde soleada y agradable con algunas molestas rachas de viento. Magnífico ambiente en la plaza, tanto en los tendidos de sol como en los de sombra.

Lo de Fandiño en Navarra merece más que laureles. Triunfador de la feria de Pamplona, también de la deTudela y, posiblemente, de la de Estella, a la espera de lo que pueda suceder esta tarde. Ha triunfado en todas las plazas navarras en las que ha toreado. Y ayer certificó con su toreo en Estella tal estado de gracia. Salió a hombros tras conseguir tres orejas de un lote de Juan Manuel Criado, que presentó un encierro noble, que tuvo calidad pero adoleció de falta de fuerzas. De lo contrario, con más energías en los seis ejemplares, estaríamos hablando de una gran tarde de toros.

En conjunto, los cuatreños pacenses embistieron con nobleza y clase, no tuvieron una mala idea ni perversa intención. La mayoría fue mimada en varas, y los que recibieron en el peto lo acusaron en el último tercio. Fueron arrastrados sin cinco de sus doce orejas, aunque pudieron, merecieron, perder más; pero, como casi siempre, fueron los aceros los que decidieron.

Honradez

Trofeos aparte, posiblemente lo más importante de la tarde es que la gente se divirtió durante algo más de dos horas y que abandonó la plaza con buena cara, con gesto alegre, dispuesta a regresar, a repetir, a volver a disfrutar de una tarde de toros.

Y, además de la materia prima, gran culpa de ello la tuvieron los diestros, quienes, en todo momento, mostraron ganas de agradar y de triunfar, en sana competencia torera, como debe ser.

Comenzando por el triunfador, tras un buen recibo a la verónica a su primero, comenzó la faena con siete estatuarios junto a tablas sin inmutarse. Siguió con una serie mandona con la diestra y dos de limpios naturales, aunque por ese pitón al toro le costaba más pasar, tanto que se acabó pronto. Fue entonces cuando Fandiño optó por las distancias cortas y se pegó un arrimón. Unas manoletinas prologaron una estocada contraria y el paseo, con justicia, de una oreja.

Al quinto lo recibió con verónicas y chicuelinas, bien rematadas con la media. En el último tercio, comenzó la faena junto a tablas, con seis pases por alto, con los pies juntos, muleta desplegada y mantenida con las dos manos a cierta altura y la cabeza baja, mirando a la arena, no al toro. Algo me hizo recordar por unos momentos a José

Tomás, al mismo que triunfó y sufrió una cornadita en la zona genital hace ya bastantes años en la plaza estellesa. Pero, como las comparaciones son odiosas, el recuerdo fue efímero. El diestro de Orduña, sin tiempos muertos, ejecutó una tanda de derechazos largos, templados, limpios. Fue la única. El toro no aguantó más y comenzó a defenderse, echando la cara arriba y con una embestida muy descompuesta. A partir de ahí, se puedo ver un trasteo de tesón en cortas distancias. Alegró con unos molinetes bien rematados con el de pecho, se fue a por la de verdad y la utilizó con certeza y contundencia, en forma de una estocada hasta la bola, que le permitió pasear el doble trofeo.

El Cid paseó uno del que abrió plaza, al que toreó con quietud, poderío en dos series de derechazos, tirando del cuatreño, y otras dos de naturales, sin tanta ligazón por ser el toro algo tardo por ese pitón. Mató de una casi entera en los medios y pasó a pensar en el segundo de su lote. A éste lo tuvo que mimar con la muleta y torearlo a media altura, sobre todo al natural y teniendo que reducir las distancias en una faena demasiado larga. Tenía la oreja ganada pero pinchó en tres ocasiones y se le esfumó la puerta grande estellesa.

Y también mereció la puerta grande el otro sevillano, el de Espartinas, y no por su entrega, por su valor, que también, sino por la calidad de su toreo, por sus derechazos y naturales largos, algunos de mano baja, por un estilo que le debe abrir puertas.

This entry was posted in Actualidad, Temportada taurina en Navarra 2013 and tagged , , , , , , . Bookmark the permalink.

Comments are closed.