PABLO HERMOSO SE REENCUENTRA CON EL TRIUNFO EN AGUASCALIENTES

Hermoso de Mendoza toreando con ‘Viriato’ el jueves pasado en la plaza de Aguascalientes.

Hermoso de Mendoza toreando con ‘Viriato’ el jueves pasado en la plaza de Aguascalientes.

En su segunda y última actuación en la Feria de San Marcos, la más importante de México, cortó la única oreja de la tarde.

Ganado: Dos toros para rejones, uno Santa Bárbara, el primero, bueno, y otro de Fernando de la Mora, cuarto, que se dejó torear, y cuatro de Campo Real para la lidia a pie, complicados los dos primeros y buenos los otros dos pero de poca duración.

Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (ovación y oreja), Juan Pablo Sánchez (silencio y saludos) y Arturo Saldívar (silencio y palmas).

Lugar y fecha: plaza de toros Monumental de Aguascalientes, estado de Aguascalientes (México). 23 de abril.

Incidencias: Casi tres cuartos de plaza. Tarde de bochorno. Segundo festejo de la CLXXXVII Feria de San Marcos.

Pablo Hermoso de Mendoza se reencontró el jueves pasado con la afición hidrocálida. Aparte de cortarle la única oreja de la tarde al cuarto –premio algo corto-, lo más relevante fue que rubricó una faena completa y emocionante, en una plaza que se le había resistido en sus últimas comparecencias.

Ante el que abrió plaza, un toro de Santa Bárbara que transmitió, firmó una faena impecable. Clavó el de castigo arriba y lo llevó embebido en la cola de Churumay. Tras la gran actuación de Berlín, que ofreció un recital de toro de costado, el trasteo se vino más arriba con el toreo circular, en mínimas distancias, de Viriato. La frialdad del público –unas once mil personas- había terminado y dado paso a la emoción. Pero en el tercio final, tras dejar tres cortas con Pirata, falló al matar, descordó al toro y todo quedó en silencio.

Salió a por todas en el cuarto, consciente de que era su último cartucho. El de Fernando de la Mora se movió y tuvo fondo, circunstancias que aprovechó para llevar a cabo, de nuevo, una faena excelente, de las mejores de la temporada, en la que clavó siempre arriba. Después de pararlo magistralmente con Napoleón, destacó, sobre todo, con Disparate, caballo castaño con el que toreó muy templado, llevó cosido a su grupa al toro y ejecutó la vibrante hermosina, jaleada con los olés de un público embelesado. Fueron tres banderillas en la misma cara del toro, que dieron paso a un soberbio Dalí, que llevó muy encelado al astado y cautivo con sus piruetas. El tercio final fue un recital de Pirata, que permitió clavar tres cortas sin solución de continuidad, adornos del teléfono, un par a dos manos a cámara lenta y un rejonazo en todo lo alto, del que el toro rodó sin puntilla. Afloraron los pañuelos pero el palco premió con una única oreja una faena que, por lo menos, había sido de dos.

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