Pablo Hermoso de Mendoza paseó en triunfo las dos orejas conseguidas en una de las mayores plazas de México.
Le cortó las dos orejas a su segundo y salió a hombros bajo una colección de fuegos artificiales regalada por la empresa. Fotografías: pablohermoso.net
Ganado: Seis toros de Villa Carmela, bonitos en hechuras, de buena presencia, nobles, con clase, pero a los que les faltó bravura, descastados y, por tanto, emoción; tres de ellos fueron pitados en el arrastre.
Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (silencio y dos orejas), Leo Valadez (oreja y oreja) y Diego San Román (oreja y silencio).
Lugar y fecha: Plaza Monumental de Aguascalientes. 4 de noviembre de 2023.
Incidencias: Lleno. Tarde agradable aunque con algo de viento. Tradicional Corrida de Calaveras. La arena y las tablas, decoradas para la ocasión. Valadez y el caballero navarro salieron a hombros.
El grito de “¡torero, torero!” retumbó en la Monumental de Aguascalientes mientras Pablo, de rodillas en los medios, agradecía el cariño de la afición, que llenó el numerado de la plaza, para verle despedirse de la “tierra de la gente buena”, donde cortó sus últimas dos orejas. La salida en hombros fue triunfal y en compañía de uno de sus jóvenes alternantes, Leo Valadez.
Desde su debut en el año 2000 hubo una comunión entre la figura española y los hidrocálidos que le vieron torear 19 corridas, casi todas ellas, de manera triunfal. Ayer en su primero, Pablo poco se pudo lucir, pues al astado de Villa Carmela se le acabó la bravura tras un ilusionante inicio que terminó después de un rejón de castigo y dos banderillas.
Apareció Mundial, número 380 y de 498 kilos, el último astado en Aguascalientes y con él, que duró un poco más aunque se refugió en tablas, Hermoso puso sobre la arena toda su experiencia, la torería de sus caballos y sus ganas inacabables por triunfar.
Quiebros espectaculares, el toreo a la grupa, encelando al toro hasta casi dejar que los pitones tocaran al caballo, metieron al público a una labor que, después de un lucido par de banderillas a dos manos, concluyó con un rejón de muerte entero y el premio de las dos orejas que paseó el navarro al son de Las Golondrinas.
Pocas son las plazas que le faltan a Pablo por despedirse, pero sin duda, Aguascalientes era una aduana infaltable y la cruzó como debía hacerlo, en su calidad de figura del toreo.
Sexta salida a hombros, y en esta ocasión para cerrar su carrera en la Monumental de Aguascalientes, la empresa le regaló una lluvia de fuegos artificiales para hacer todavía más incomparable el marco final.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX