PABLO HERMOSO LLENA, DELEITA Y TRIUNFA EN LA LUSITANA PORTALEGRE

El maestro navarro dio tres vueltas al ruedo en Portalegre.

El caballero navarro regresó a este coso después de 26 años y cerró su cuarto y último compromiso en este escenario. Fotografías: pablohermoso.net

Ganado: Seis toros de Passanha, de buen juego en conjunto, salvo el quinto, manso orientado, lo que se dice un marrajo.

Rejoneadores: Joao Moura (vuelta en ambos), Pablo Hermoso de Mendoza (vuelta y dos vueltas) y Marcos Bastinhas (vuelta en ambos).

Lugar y fecha: Plaza de toros José Elías Martins, en Portalegre (Portugal). 25-V-2024.

Incidencias: Lleno. Actuaron los forcados amadores de Évora y Portalegre. La empresa organizadora del evento, Toros com Arte, Lta, así como los grupos de forcados actuantes, hicieron entrega de reconocimientos al maestro navarro.

Veintiséis años ha tardado Pablo Hermoso de Mendoza en volver a torear en la plaza de toros de Portalegre. Veintiséis años para cerrar su cuarto y último compromiso con esta plaza portuguesa, en la que debutó en mayo de 1996.

Su madurez la dejó patente en la lidia de sus toros, plena de suavidad y temple, llevando siempre al toro muy metido, tanto con Regaliz de salida, como en el monólogo de Berlín en banderillas. El toro no tenía un recorrido muy largo y por eso había que llevarlo toreado en corto, pegado al estribo o a la cola del caballo para que no se desengañase. Y en eso consistió la lidia, en torearlo muy cerca, dando doblones en redondo con la grupa de Regaliz y llegando con las banderillas de Berlín hasta los mismos belfos, para cuartear perfecto y clavar al estribo cinco banderillas.

Lo mejor llegaría en el toro de la despedida, y no precisamente en la lidia, porque el toro fue el peor de la corrida con diferencia. Un astado manso y con mucha mala idea, con el que Pablo se tuvo que emplear a fondo para llegar con las banderillas y farpas, y para no salir prendido por el marrajo.

Faena de maestro y de mucha técnica, muy agradecida por el público y con incluso alguna banderilla bis, ante un toro que no la merecía, pero con un público entregado que no quería que Pablo terminase y un Pablo que no quería defraudar a ese cariño recibido. Terminó y aquí llegó la cariñosa y sencilla despedida de un público que veintiséis años después le mostraba ese cariño contenido que obligó al estellés a dar una nueva vuelta al ruedo, tras la compartida con el forcado de Évora, ahora sí, en solitario y ante una explosión de admiración.

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