PABLO HERMOSO SUMA DOS OREJAS EN MONTERREY Y YA SON 50 LAS LOGRADAS EN SU TEMPORADA MEXICANA

Estella paró de salida con maestría al buen toro de Los Encinos.El festejo estuvo a punto de suspenderse por la copiosa lluvia caída a lo largo de la mañana.

Plaza: Monumental Lorenzo Garza, en Monterrey (Nuevo León).

Ganado: dos toros para rejones de Los Encinos, segundo y quinto, de juego dispar, cuatro toros de Golondrinas y dos novillos de este hierro, primero y octavo.

Antonio Lomelín: silencio tras aviso y dos orejas.

Pablo Hermoso de Mendoza: dos orejas y palmas.

Fermín Spínola: palmas y dos orejas.

Juan Pablo Sánchez: oreja y ovación.

Incidencias: Tres cuartos de plaza. Tarde soleada.

Pablo Hermoso de Mendoza sumó el domingo pasado un nuevo triunfo. Cortó las dos orejas de un toro en la Monumental Lorenzo Garza de Monterrey y alcanzó así la cifra de medio centenar logrado en su actual campaña mexicana, además de cinco rabos. Y lo hizo en un festejo marcado por la climatología.

En las últimas horas de la mañana persistía un aguacero sobre citada ciudad mexicana. Esto hizo que, antes de la hora de comienzo del festejo, se discutiese en el mismo ruedo sobre la posibilidad de suspensión. Eran las cuatro de la tarde. Los cuatro actuantes, bajo una intensa lluvia, decidieron echar para adelante la corrida de toros. Se hizo finalmente el paseíllo y apareció un sol que lució toda la tarde. Jugarretas del clima. La buena arena del coso hizo que el piso no se resintiera de la lluvia y los caballos se adaptaron perfectamente a las circunstancias.

En estas condiciones, el caballero navarro consiguió el triunfo frente a su primero un toro bravo, de buen juego, con buen son al que sólo le faltaron las fuerzas necesarias, pues acabó varias veces sobre la arena. Tras pararlo con elegancia sobre Estella y dejarlo crudo con sólo un rejón, en banderillas Chenel aprovechó la movilidad del cuatreño y ofreció un nuevo recital de toreo de costado, rematado con cambios por los adentros. La fiesta continuó con el valor de Ícaro, que esta vez toreó más en largo, menos en redondo. Salió Pirata y con él pudo su dueño terminar la faena con un rejón letal, colocado arriba y de efectos rápidos, que acabó con el toro de forma espectacular.

El segundo del lote del estellés tuvo mala condición. Careció de nobleza y nunca se entregó a los caballos; es más, reservón, siempre intentó sorprenderlos para hacer presa. Ante tal panorama, el torero navarro tuvo que esforzarse al máximo. Realizó una labor de pundonor  que no consiguió rematar con el rejón letal por la nula colaboración del toro. Sin embargo, el público comprendió la dura labor realizada y le tributó una cerrada ovación al maestro del toreo a caballo.

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