Dalí fue una de las monturas destacadas en Pozoblanco. Fotografía: pablohermoso.net
Cerró con una nueva salida a hombros su último festejo oficial de la temporada
Ganado. Seis toros de Luis Terrón, bien presentados y de juego desigual.
Rejoneadores.
Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y dos orejas.
Diego Ventura: dos orejas y silencio.
Leonardo Hernández: ovación y dos orejas.
Incidencias. Casi lleno. Última de esta feria cordobesa.
Pablo Hermoso de Mendoza abrió el pasado domingo la puerta grande de la plaza cordobesa de Pozoblanco, después de conseguir tres orejas de un lote de toros de Luis Terrón, en el que fue el último festejo de su temporada europea, a la espera de torear un festival el 5 de octubre en Alquerías del Niño Perdido.
En el mismo coso donde perdió la vida Paquirri, alternó con Diego Ventura y Leonardo Hernández, que consiguieron dos orejas de uno de sus respectivos toros y acompañaron al navarro en la salida a hombros.
El maestro estellés volvió a demostrar que posee una cuadra muy asentada. En primer lugar, le correspondió un toro de pobre juego. Garibaldi, Chenel, Dalí y Pirata le sacaron todo el partido posible. De no ser por un pinchazo, previo al rejón de muerte, se habría asegurado la puerta grande pero, por ese motivo, el premio quedó reducido a una oreja.
El cuarto de la tarde tuvo mucho mayor movilidad y, por lo tanto, más emotividad lo que hizo ante él. Tras la actuación de salida de Saramago, Manolete fue conquistando, poco a poco, al público, en dos banderillas de poder a poder, con un galope muy templado y llevando ceñido al toro. Después, Ícaro se encargó de poner los tendidos al rojo vivo, con una magistral lección de toreo de cercanías. Con Pirata mantuvo el tono de la faena, sobre todo con un par a dos manos y con un certero rejón letal, en los medios, del que dobló el toro. Dos nuevas orejas y triunfal salida a hombros.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX