NOS ESTÁN VOLVIENDO LOCOS, HASTA CON LAS VAQUILLAS. OPINIÓN

Una suelta de vacas en Falces.

Pasa tú. No, por favor, pasa tú. Querida vaquilla, espere, que nos estamos organizando con las distancias, incluso con la suya. No apriete mucho, que no cumplirá las medidas y le multarán con tres días sin zampar hierba fresca.

¿Pensaban nuestros gobernantes que se podía celebrar así una suelta de vacas? ¿Para qué las han aprobado, las han permitido? ¿Para recomendar a los dos días que los pueblos no las programen? Decisiones de frenopático. Y van… Y esto nos pasa por estar en manos de políticos ante una pandemia, una crisis sanitaria que se tenía que haber puesto en manos de científicos. Éstos analizan y deciden, y los políticos se dedican a gestionar lo que aquellos les dictan. Así de sencillo. Pero no. Aquí tiene que mandar el político, para lucirse, para anunciar el final de la mascarilla, para recuperar la sonrisa y otras gilipolleces de ese estilo.

Se podrán celebrar sueltas de vacas. No tiene ningún sentido organizar vaquillas aunque esté permitido, aseguran en Salud. Entonces, ¿para qué permiten que se celebren? Lo que ocurre es que en materia taurina impera la ignorancia entre el sector político. Los toros son considerados políticamente incorrectos por la mayoría de políticos, que no saben distinguir una vaca brava de una charolesa, pero, sin embargo, intentar controlar este campo con normas que ni ellos entienden, dictadas por ese ejército de ayudantes que poseen. Lo importante es controlar. Si pudieran, nos intentarían controlar hasta en la intimidad de nuestros cuartos de baño.

Y esto pasa desde que el ser político es una profesión. La situación de muchos de ellos es o político o parado. Algo que no sucedía en el XIX y tampoco en el XX. Por ello, la ignorancia, que es muy osada, se impone. Ahora está de moda ofrecer cultura al pueblo, sin saber lo que es cultura y asegurando lo que no la es. Por ejemplo, niegan que los toros sean cultura. Cretinos. Si los toros fuesen una fuente de cultura yankee o alemana, incluso francesa, los respectivos países se sentirían orgullosos de ello y cuidarían e impulsarían todo lo referente a la Tauromaquia.

Pero aquí no. Los toros, fuera. Sin embargo, si consideran manifestación cultural poner diez cubos de fregar en forma piramidal o crear un tendedero de diversa ropa. Eso sí consideran cultura los muy necios. Políticos. Y suma que te suma, están empeñados en ofrecer cultura y más cultura, a granel, como intentando que al final todos los ciudadanos sean cultos, como haciendo ese Amanece que no es poco, esa película de José Luis Cuerda que se ha convertido en un monumento al absurdo.

Tomen nota señores, señoras y señoros políticos. Y váyanse de vacaciones. Nada menos que dos meses y muy bien pagadas. Es normal. Ha sido tanto su esfuerzo, su sacrificio al servicio del pueblo, que toca descansar, largo y tendido.

Mientras tanto, dejen que los pueblos programen suelta de vacas. Quizá les sirva este ejemplo. En San Sebastián de los Reyes, ciudad conocida como ‘la Pamplona chica’ va a celebrar sus clásicos encierros, con toros y bajo un completo protocolo contra el maldito virus.

Cuando regresen de vacaciones, bien bronceados, bronceadas o bronceades, que no se diga, comprobarán con disimulado sonrojo que todo ha funcionado bien sin ustedes, que los pueblos han recuperado esa alegría anterior a la pandemia porque han disfrutado de las tradicionales vaquillas por las calles, sin que haya habido repuntes de contagios.

Ustedes distan mucho ya no de ser sabios sino de ser personas mínimamente cultivadas. Por ello, dejen a un lado sus egos y consulten a personas especializadas en cada materia. Las curas de humildad a todos los humanos nos vienen bien. Se lo aseguro.

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