Nabil ‘El Moro’ pasea en triunfo las dos orejas del eral de El Torreón que abrió plaza.
Mató a sus dos erales, de El Torreón, de dos buenas estocadas y cobró un total de tres orejas.
Fue su tercer paseíllo de la temporada y su tercer triunfo. Nabil ‘El Moro’ pide paso. Lo demostró el domingo pasado en la plaza madrileña de Campo Real, donde triunfó rotundamente tras cortar tres orejas. En este escenario, toreó a mano a mano con Francisco Benito, que acompañó al pamplonés en la salida a hombros después de sumar cuatro orejas y un rabo.
Ambos se las vieron con cuatro erales de César Rincón con el hierro de El Torreón, de procedencia Juan Pedro Domecq, un encierro bien presentado, astifino y de variado juego en líneas generales: bueno el primero, complicados segundo y tercero, y extraordinario el cuarto, premiado con la vuelta al ruedo.
Al que abrió plaza, negro de capa, que fue bueno, lo cuajó de capa. Con la muleta, comenzó en los medios con un cambiado por detrás, al que siguieron varias tandas con la derecha, muy relajado, con los pies asentados y los riñones encajados; fueron series templadas, en las que disfrutó el espada navarro, series bien rematadas con largos pases de pecho. Después, se sucedieron los naturales, de buen gusto todos ellos. Media docena de ceñidas manoletinas prologaron una estocada hasta la bola, que posibilitó la concesión de las dos orejas del buen eral.
Su segundo, un colorado con más cara, fue de muy distinta condición al anterior. Resultó complicado, sobre todo por el pitón izquierdo. Por el otro, tuvo que tragar mucho y llegarle mucho porque fue tardo y había que insistir para que embistiese. Se sucedieron cuatro serenas tandas por el derecho y, tras ellas, lo mató de una estocada, que bien valió una oreja. Al final, tres orejas para el novillero pamplonés y una puerta grande que le supo a gloria.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX