El resto del encierro de Zahariche se movió entre lo noble y blando y lo complicado.
Injuriado, el cuarto toro de Miura lidiado ayer en Las Ventas, dará mucho de qué hablar… siempre en positivo. Fue un toro muy en el tipo de la casa, con calidad, fondo y un notable pitón izquierdo. Rafaelillo le realizó una estupenda faena pero no anduvo fino en la suerte suprema y por ahí se le escapó el que podía haber sido histórico triunfo.
Del resto del encierro, bien presentado y entipado, hubo de casi todo, como en botica. Inválido, sin fuerza alguna, el primero; el segundo y el quinto, complicados; el tercero fue asimismo blando; y el sexto fue noble, manejable pero siempre a menos.
Respecto al resultado de los diestros: Rafaelillo (silencio y vuelta al ruedo), Javier Castaño (silencio tras aviso y silencio) y Serafín Marín (silencio en ambos).
Lo mejor, la entrada, un lleno, y el saludo montera en mano de Ángel Otero y Fernando Sánchez tras banderillear al segundo.
Lo peor, el percance sufrido por el banderillero Marco Galán, de la cuadrilla de Javier Castaño, que resultó herido por el quinto toro; padeció una herida en el escroto y un puntazo corrida en la pierna izquierda.