
Un momento del encierro de ayer, sábado, en Sangüesa. Fotografía: Jesús Garzaron.
No hubo herido alguno ni tampoco atenciones por parte de los equipos sanitarios.
La carrera transcurrió ayer como una exhalación, con un toro negro separado de sus hermanos y que parecía que iba a arrollar como un tanque Panzer el puesto de los periodistas gráficos. Pese al ímpetu de este astado, el de ayer fue un encierro rápido, limpio y sin heridos ni caídas, sin ninguna atención por parte de los sanitarios.