El paseíllo, uno de los primeros rituales de los festejos mayores.
Representantes nacionales del sector critican que se dejen las corridas de toros en manos de las empresas.
La “desregularización” de la lidia, que la Administración deje en manos de las empresas el desarrollo de las corridas de toros ha recibido por parte de los miembros del sector que iban desde falto de oportunidad hasta de “barbaridad”.
De todos los consultados, el ganadero navarro Miguel Reta, ha sido quizá el más suave de todos. Reta entiende que en un futuro se pueda plantear un reglamento al que sea ajena la Administración, de la misma manera que hoy son los organismos del fútbol y no el Gobierno quien decide cuándo se comete un penalty o un fuera de juego. El problema es el momento. “Es necesario antes dejar tiempo a que se prepare el consenso” en el sector taurino.
Quizá el reglamento podría tener sentido, aducía, “si se le añadiera una disposición transitoria que dejara unos cuantos años para consensuar un reglamento”.
Quien tilda el proyecto de barbaridad es Jorge Fajardo, presidente de la Unión de Federaciones Taurinas de Aficionados de España. “No es normal que se deje la lidia en manos de los menos taurinos”, aseguraba. Y ponía como ejemplo la posibilidad de ofrecer lidias con ganado con las astas afeitadas. Si un reglamento así se extendiera, aseguraba Fajardo, podría significar “el final de la fiesta en España”. Algo parecido opinaba Marcelino Moronta, máximo representante de la Asociación de Presidentes de Plazas de Toros de España. “Es una equivocación poner en manos de no sé quién las partes de la lidia, la muerte suprema”. “Tiene que haber un reglamento”, explicaba Moronta, que lamentaba que el Ministerio de Cultura “no hace nada” y las comunidades autónomas “hacen cada una lo que quiere”.
Por su parte, Juan Diego, el presidente de la Unión Nacional de Toreros, señalaba que si un espectáculo debe estar reglamentado es el taurino y que la administración, en todo caso, debería “velar por el control y la perdurabilidad de la liturgia ya y la esencia taurina”. En ese sentido, advirtió que reglamentos como este pueden estar “acomodados a intereses particulares”.
El nuevo reglamento deja a las empresas un amplio campo de actuación. Y entre estas, advierte Reta, las hay “profesionales y las que solo miran el beneficio”. “Se deja a la empresa la posibilidad de dictar qué hay que acerca de banderillas, de sanciones… de todo. Puede haber atropellos”, advertía Martelino Moronta, a la vez que se preguntaba si este movimiento no estaría relacionado con los movimientos políticos para “intentar prohibir, y o a menos impedir de alguna manera” los festejos taurinos.
Uno de los empresarios consultados, Juan Luis Ruiz, quien está al frente de las plazas de Tudela, Peralta, Olite y Castejón (además de Orduña -Vizcaya- y Eibar -Guipúzcoa-) apuntó ayer que acatará lo que marque el futuro reglamento taurino, aunque se mostró dispuesto a mantener “las mismas normas que rigen actualmente la lidia”. “Son las que como empresario conozco desde siempre y las que el público entiende”, señaló.
El empresario tudelano indicó que, pese a la liberalización prevista, no escatimará “en ningún aspecto que vaya a favor del espectáculo”. “A mí lo que me interesa es que a mi plaza venga el mayor número posible de espectadores. Sería el primer perjudicado si a mi plaza sacara un astado que no está en condiciones.”
Información de Cristina Altuna y Jesús Rubio publicada en Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX