Lo hicieron en unas instalaciones situadas junto a la funcional plaza de tientas, que cuenta incluso con callejón.
La moderna finca arguedana Pieza del Rey, ya metida en la bardena, que cuenta con una funcional plaza de tientas, callejón incluido, fue el escenario el sábado pasado de un herradero de, exactamente, cien reses bravas con los dos hierros de los Íñiguez, el del padre y el del hijo. Fue una intensa jornada campera en la que, desde primeras horas de la mañana, las marcas transcurrieron a buen ritmo, gracias al buen trabajo de un experimentado equipo de vaqueros, capitaneado por el que fue mayoral, José Mena, y por los propios ganaderos.
Bajo un tiempo tan frío como soleado, se herraron setenta y tres añojos de la tierra -machos cuarenta de ellos-, con el hierro del veterano ganadero Alfredo Íñiguez Delmas, y veintisiete –dieciséis hembras y once machos- con el de su hijo, Alfredo Íñiguez Moncayola, joven de 34 años que ha apostado por el origen Juan Pedro Domecq, vía Cayetano Muñoz.
Esta ganadería navarra se creó oficialmente en 1988, aunque el padre ya tenía reses bravas desde seis años antes. Echó a andar con una punta de vacas compradas a Julio Aguirre y con posteriores adquisiciones a Jesús Idiazábal y a los hermanos Lahuerta, incluido un semental de este hierro.
Actualmente, este hierro, que ya ha lidiado en Pamplona, en las fiestas camperas de San Fermín, cuenta con unas quinientas cabezas de ganado. Al igual que en los últimos años, la camada de erales la ha comprado un empresario de Madrid, quien suele organizar con ellos algún festejo, tipo festival.
Según indicó tras el herradero José Mena, asiduo colaborador de esta vacada de bravo, de la que fue mayoral, esta temporada el ganado bravo de Íñiguez estará presente en cerca de veinte localidades de Navarra, La Rioja, Aragón y Soria.