Verónica de Julio Benítez en la plaza de Estella. Fotografía: José Antonio Goñi.
El hijo de El Cordobés nunca había lidiado un toro de la dehesa Zahariche y, la verdad, estuvo mal.
Julio Benítez toreó cinco tardes en Europa el año pasado, entre ellas la de Estella, donde estoqueó su primer toro de Miura. “Cuando empecé nadie imaginaba que podía llegar a matar un toro de Miura y las circunstancias de la profesión me han obligado a hacerlo porque esto está muy difícil. Me ayudó a entender mucho más a los toreros que matan este tipo de ganaderías y fue una experiencia psicológica muy fuerte, porque algo así desgasta mucho”, reconoce el matador de toros.
Benítez ha realizado estas declaraciones en una entrevista publicada en Aplausos, sobre una tarde, la de Estella, en la que dejó muy mala imagen. Ante el de Miura no se confió en ningún momento y estuvo muy por debajo del quinto, otro buen toro de Hermoso que acabó rajado por aburrimiento. Como aburrido acabó el personal tras una faena larga, pesada y sin contenido.
Y si en Estella dejó mala imagen, una semana después, en Tafalla, la corroboró. Ante su primero se mostró precavido, inseguro y quiso hacer creer que el toro era peor de lo que era. Ni un muletazo de verdad. Lo mismo que frente a su segundo, que recibió una mala muerte, que no merecía, sin haber podido demostrar su bravura.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX