Ha realizado una gran faena ante el segundo de su lote pero ha fallado con los aceros y ha recibido el silencio del público.
El novillero navarro Pablo Hernández ha tenido una buena actuación en la plaza francesa de Magescq, aunque finalmente se ha ido de vacío. Ante el que ha abierto plaza, un eral exigente, ha solventado con seguridad la papeleta y, tras matarlo, ha recibido una ovación, a la que ha correspondido saludando desde el tercio. Ante el cuarto, ha dejado muy buena imagen. Ha conseguido meterlo en la muleta y ha realizado una faena en la que ha gustado y se ha gustado; los muletazos, con profundidad y serenidad, se han sucedido. La pena es que ha fallado con los aceros, tanto que ha recibido un par de avisos y ha obligado al público a guardar silencio.El triunfador de la tarde ha sido Ruiz de Velasco, que ha salido por la puerta grande después de haber cortado las dos orejas de su primero; tras doblar el sexto, ha recibido un aviso y el silencio de los tendidos. Por último, el resultado de Roberto Martín ha sido de oreja tras aviso y saludos tras aviso. Sobre este novillero ha recaído el premio Bernard Menard a la mejor estocada.