El torero navarro logró otro rabo en Cuernavaca, y van ocho.
Salió a hombros junto a sus compañeros de terna, el diestro Fermín Spínola y el novillero Antonio Lomelín.
Plaza: Portátil, en Cuernavaca (Morelos).
Ganado: dos toros para rejones de Los Encinos, segundo, falto de transmisión, y cuarto, muy bravo, y dos toros, tercero y quinto, y dos utreros de Chinampas.
Antonio Lomelín: palmas y dos orejas.
Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y dos orejas y rabo.
Fermín Spínola: oreja y dos orejas.
Incidencias: Lleno. La terna salió por la puerta grande.
Tras su paso el viernes pasado por San Miguel de Allende, donde el rejón letal le privó de trofeos, Pablo Hermoso de Mendoza se quitó la espina al día siguiente en la plaza de Cuernavaca, en el estado de Morelos, y consiguió pasear en triunfo un rabo, el octavo que ha cortado hasta el momento en su temporada mexicana.
Lo logró del cuarto del festejo, llamado Oyepoco, un toro que, desde su salida, dejó ver su bravura y acometividad. El caballero navarro lo llevó embebido desde el principio en la grupa de su cabalgadura. Pese a ello, la faena se convirtió en verdadera fiesta durante el tercio de banderillas, en la que el estellés protagonizó toda una borrachera de toreo de lujo, con templados galopes de costado, cites en distintas distancias y reuniones perfectas, que tuvieron mayor dimensión por la bravura de un toro que no se dejaba ganar la pelea.
Tras las cortas, en rítmica sucesión, y los adornos, Hermoso de Mendoza terminó con un rejonazo tan espectacular como fulminante, que provocó el delirio en los tendidos y la concesión de los máximos trofeos del magnífico toro.
Para entonces, el jinete navarro ya había cobrado una oreja del primero de su lote, también de Los Encinos, un toro que se dejó hacer pero al que le faltó un punto de transmisión. Realizó un trasteo muy técnico, basado en darle su aire al toro y consentirlo muchísimo para así meterlo en vereda y poder prolongar sus embestidas.
En definitiva, nuevo triunfo del maestro estellés en otra plaza que se llenó para verle torear; triunfo de tres orejas y un rabo, similar al logrado hace un año en esta misma localidad, en la ciudad de la eterna primavera.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX