El mal juego del ganado provocó que el torero estellés se fuese de vacío del coliseo romano.
Ganado. Seis toros de Fermín Bohórquez, muy gordos y de poca transmisión, deslucidos, que restaron mucha importancia a la labor y profesionalidad de los toreros
Rejoneadores.
Pablo Hermoso de Mendoza: saludos en ambos.
Leonardo Hernández: oreja y saludos.
Manuel Manzanares: silencio y oreja.
Incidencias. Matinal de rejones de Feria de la Vendimia. Dos tercios de entrada.
Pese a la mala materia prima, el caballero navarro realizó un despliegue de maestría frente al que abrió plaza, sobre todo con Manolete e Ícaro. Recogió al toro muy bien de salida. Lo mató de medio rejón y tuvo que echar pie a tierra para descabellar.
El cuarto fue un manso que no ayudó en absoluto al rejoneador navarro con el que no pudo más que justificarse. Pese a ello, brilló a gran altura Chenel, que sufrió un pitonazo del manso. Este mal toro tardó en doblar y el maestro navarro recibió otra cálida ovación en recompensa al esfuerzo que había realizado.