HERMOSO DE MENDOZA LEVANTA EN EL PUERTO LA CORRIDA DEL BICENTENARIO DE LA CONSTITUCIÓN

Cambio por los adentros de Hermoso de Mendoza sobre ‘Chenel’ en El Puerto de Santa María. Fotografía: pablohermoso.net

Cortó tres orejas en un festejo presidido por el rey Juan Carlos I, que recibió al caballero navarro una vez finalizada la tarde.

Lugar: plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz).

Ganado: seis toros de Fermín Bohórquez para rejones, colaboradores, y de Santiago Domecq para el toreo a pie, bien presentados pero mansos, pitados en el arrastre.

Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y dos orejas.

Sebastián Castella: palmas tras aviso y saludos desde el callejón.

Miguel Ángel Perera: palmas tras aviso y dos orejas.

Incidencias: dos tercios de plaza. Corrida conmemorativa del bicentenario de la Constitución española, presidida por el rey Juan Carlos I. El rejoneador navarro y Perera salieron a hombros y, seguidamente, fueron recibidos por el rey.

Pablo Hermoso de Mendoza consiguió ayer su novena puerta grande en esta plaza gaditana, triunfo que le hace mantener un porcentaje de acierto en este coso realmente espectacular. Sólo en las temporadas 1997 y 2011 tuvo que salir por su propio pie de la plaza.

El que abrió plaza amagó con rajarse desde que salió. El navarro lo entendió perfecto y lo enceló. El toro resultó manejable por una brillante monta de Hermoso. Lo fijó y templó de salida muy bien con Villa. En banderillas, con Chenel se lució con un elegante toreo de costado y después con Ícaro, que ofreció su pecho, cuarteó a escasos centímetros del toro, saliendo por el pitón contrario. Terminó con Pirata en un carrusel de cortas de nota. Tras rejonazo, hubo petición de la segunda oreja pero sólo se concedió una.

El caballero estellés quiso más y cortó las dos orejas del cuarto toro. Sacó a Estella, Manolete, Viriato y Pirata. Con ellos estuvo brillante e inteligente, puesto que su enemigo, nada más saltar al ruedo, mostró su absoluta mansedumbre. Pablo supo coserlo a su cabalgadura y nunca permitió que se le fuera a tablas. Poco a poco fue subiendo el tono de su actuación, Con Manolete colocó tres pares a una mano sacando al toro hacia fuera, muy en corto; también lució con Viriato.  Con Pirata arriesgó tanto en las cortas como en un par a dos manos. En la suerte suprema acertó a clavar el rejón tras pinchar y no soltar.

Al final, abandonó la plaza por la puerta grande y por la misma volvió a entrar al coso para acudir a la recepción que Juan Carlos I dispensó a los toreros en el propio Palco Real.

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