FUENTE YMBRO ROZA EL PETARDO EN LAS VENTAS POR UN ENCIERRO MANSO

Derechazo largo y de mano baja de Talavante al sexto de Fuente Ymbro, al que le cortó una oreja. Fotografía: Javier Arroyo.

Derechazo largo y de mano baja de Talavante al sexto de Fuente Ymbro, al que le cortó una oreja. Fotografía: Javier Arroyo.

El único toro que atesoró bravura fue un sobrero de Buenavista lidiado en primer lugar.

Al igual que Pedraza de Yeltes, Fuente Ymbro, que también lidiará en Pamplona, suspendió ayer en Las Ventas porque sus toros conformaron un conjunto de mansedumbre en distintos grados. El único toro bueno, por bravo, fue el sobrero de Buenavista lidiado en primer lugar. Los demás decepcionaron sin paliativos.

Para Mundotoro, la corrida de Ricardo Gallardo “muy igualada de tipo, de buen cuerpo y buenas caras aunque con algunos ejemplares ahogados de cuello, no respondió a lo que se esperaba de ella. Varios tuvieron un notorio fondo de mansedumbre, alguno hubo con intención de embestir, pero ninguno tuvo en la despensa bravura o raza de la que tirar”.

Cultoro, por su parte, hizo la siguiente descripción: “de cierta calidad humillada a menos el castaño primero bis; emotivo y humillado el rajado segundo; descompuesto y sin clase el deslucido tercero; aplomado y sin raza el aburrido cuarto; pasador y humillado el soso quinto; manso y remiso, de humillación corta el rajado sexto”.

Por lotes, el análisis de Aplausos fue éste. “El primero de Fuente Ymbro fue devuelto tras blandear en los primeros compases, siendo reemplazado por un sobrero de la divisa de Buenavista. Fue éste un animal bien hecho, serio, de buena condición, especialmente por el pitón izquierdo. Fue aplaudido en el arrastre. El cuarto fue un toro noble pero sin raza, que transmitió muy poco. Diego Urdiales  (saludos tras dos avisos y silencio) lo intentó en una faena desangelada.

Respecto al lote de Miguel Ángel Perera, publicó lo siguiente: “El segundo fue un toro que tuvo buena condición pero que terminó rajado y aplomado. Mientras duró, Perera (silencio y silencio tras aviso) intentó que fluyera el toreo largo, pero la faena fue diluyéndose junto con el toro. El quinto de la tarde no sirvió por deslucido y venido a menos. Llevó la cara alta y no quiso emplearse.

Por último, Alejandro Talavante (saludos tras petición y oreja) “sorteó en primer lugar un toro castaño, serio, bajo, bien hecho, que tuvo nobleza y una manejable condición pero que le faltó un punto mayor de fondo y de entrega. El extremeño salvó la tarde ante el sexto, un toro rajado, manso, que apretó siempre para adentro y se mostró renuente a embestir, con el que el extremeño tiró la moneda al aire, consintiendo y dándole todas las ventajas al animal. Fue en su terreno, en las tablas, donde a base de ímpetu, valor y apuesta por el toro le arrancó una oreja en la que nadie, salvo él, creía”.

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