El tentadero se llevó a cabo por la visita del Club Taurino Casta Brava de Arguedas a la finca raguesa La Serna.
El Club Taurino Casta Brava de Arguedas visitó el sábado pasado la finca La Serna, en Larraga, donde se crían las reses bravas de Jesús Macua. De la mano del ganadero y de su mayoral, Jesús Primo, recorrieron las instalaciones y los cerrados de esta vacada de bravo.
Seguidamente, el matador de toros navarro Francisco Marco tentó dos utreras y una añoja. A la primera, noble, con clase pero con poca fuerza de salida, la toreó a media altura y en línea recta para que se afianzara. Después de tres tandas, la vaca se vino arriba y resultó muy buena en la muleta del estellés, quien aprovechó, esta condición para instrumentarle series de todas las marcas, porque, además de clase, la utrera tuvo gran duración.
La segunda utrera resultó más complicada por pegajosa. Se movió con rapidez pero obedeció al engaño, siempre por abajo, del diestro navarro, que estuvo muy bien auxiliado por el subalterno tafallés Pablo Simón.
Por último, la nobleza de la añoja provocó que varios valientes aficionados arguedanos probaran suerte ante ella, algunos de ellos con éxito.
Nueva prueba
Y casi sin tiempo para descansar, Marco se desplazó al día siguiente, domingo, a tierras palentinas, hasta la finca El Pisón, propiedad de los hermanos Caminero, situada en Calzada de los Molinos, muy cerca de Carrión de los Condes.
Allí tentó dos eralas del nuevo hierro de estos ganaderos, el llamado de Concepción Quijano, formada con reses de procedencia Jandilla, compradas en tierras albaceteñas; concretamente, con veinte vacas de Los Chospes y otras tantas de Sonia González, y un semental de García Jiménez.
El espada navarro, auxiliado de nuevo por Simón, disfrutó toreando frente a una materia prima de muy buena condición, que acudieron con franqueza al caballo del picador tudelano Juan Manuel Sangüesa y que destacaron por su nobleza y transmisión.