Desarrollo Rural ha determinado el sacrificio de todos sus animales por tuberculosis y la exclusión de indemnizaciones por este motivo
El ganadero Felipe Sota ha acusado públicamente al Gobierno de Navarra de acabar con su vacada de bravo, que creó el 1 de agosto de 2011, con el nombre de Toros del Reyno, y que pertenece la Unión de Criadores de Lidia, la asociación ganadera más importante de España, donde se agrupan los hierros de mayor prestigio.
En esa fecha, llegaron a su finca treinta vacas madres con el hierro sevillano de Los Recitales. El año pasado, en marzo, incorporó un toro semental de la misma procedencia. Y tres meses después, en agosto, se desembarcó otro lote de treinta vacas madres. Para materializar su proyecto, Sota habilitó en Rada una finca de treinta hectáreas y pasó las inspecciones veterinarias y sanitarias.
La normativa en materia de sanidad animal en España requiere una autorización previa para el movimiento de animales fuera de una comunidad autónoma. Esta autorización previa la emite la comunidad de destino, a la vista de la información sanitaria de la explotación de origen disponible en la base de datos nacional. Según Ganadería, en este caso, sus servicios veterinarios verificaron que la información sanitaria de la explotación de origen era correcta, por lo que se autorizó el movimiento.
“Las reses, como es obligatorio, pasaron un saneamiento en origen y, tras él, el Gobierno de Andalucía solicitó autorización para su traslado al Gobierno de Navarra, que a tenor de la documentación oficial enviada, aceptó la operación. Este protocolo se repitió para cada uno de los viajes que se llevaron a cabo para traer los tres lotes. El primer de ellos, compuesto de treinta vacas, se saneó de nuevo en Navarra el 13 de septiembre de 2011, dando todas las reses un resultado negativo a las pruebas de tuberculosis y brucelosis. De nuevo, se sanearon dos meses después volviendo a ser el resultado totalmente negativo. En marzo del año pasado, a la llegada del semental, se volvió a sanear toda la ganadería volviendo a repetirse el resultado”, explicó Sota.
Inicio del problema
Al parecer, todos los problemas comenzaron con la llegada en agosto del año pasado del tercer lote, otras treinta vacas madre. “Éste se saneó en origen, en Andalucía, dio negativo y, previa autorización del Gobierno de Navarra, se trasladó a Navarra. Estas reses se sanearon, junto con el resto, el 12 de septiembre; una vaca dio positivo en tuberculosis y otras dos fueron calificadas de dudosas. Se procedió a aislarlas inmediatamente y a su sacrificio”.
En este caso, la versión del Gobierno de Navarra es bastante parecida a la del ganadero. “Siguiendo el procedimiento establecido se ordenó su sacrificio, detectándose lesiones compatibles con tuberculosis en dos de los animales sacrificados, siendo en uno de ellos de carácter generalizadas y muy avanzadas. Asimismo, se tomaron muestras para confirmar la enfermedad e identificar la cepa. Las pruebas se realizaron en el Laboratorio Europeo de referencia para la tuberculosis bovina (Visavet) y confirmaron la presencia de Mycobacterium bovis, así como que el espoligotipo (tipo de cepa aislada), también había sido aislado en Constantina (provincia de Sevilla), lugar de origen de los animales”.
Automáticamente se cerró la explotación y en noviembre se procedió a aplicar Interferón a toda la ganadería. “El resultado fue devastador: 26 animales dieron positivo y también fueron sacrificados”, aseguró el ganadero navarro.
De este modo, el total de reses que fueron a parar al matadero fueron veintinueve. Sin embargo, siguiendo la misma fuente, en el análisis de vísceras, sólo cuatro mostraban síntomas de la enfermedad; es decir, veinticinco estaban sanas cuando las mataron.
Tras pasar los dos meses exigidos por la ley, se volvió a aplicar el Interferón. Y el resultado que arrojó fue el siguiente: doce de los cuarenta y dos animales que quedaban en la finca dieron positivo. “Sin embargo, en la comunicación que recibí, desde la Consejería de Desarrollo Rural, no se especifica cuáles son las doce reses que han dado positivo o, dicho de otro modo, no sé cuáles son las treinta cabezas de ganado sanas. Aunque seguro que tendré que sacrificar todas, las 42, porque se me ha ordenado lo que se llama vacío sanitario (sacrificio de todas las reses)”, reconoció el tafallés.
Tras confirmar la presencia de la enfermedad, y conforme a lo establecido por el Programa Nacional, desde Ganadería se realizaron nuevas pruebas de diagnóstico en la explotación. “En ellas se han detectado más animales reaccionantes y lesiones en un gran porcentaje de ellos, lo que indica una difusión de la enfermedad que hace necesario su vacío sanitario”, indicaron fuentes de Desarrollo Rural.
Más problemas
Entre esos dos últimos saneamientos, Felipe Sota solicitó al Gobierno de Navarra las indemnizaciones estipuladas por el sacrificio obligatorio de reses (BOE, 14-4-2011). Desarrollo Rural le han sido denegadas por considerar que la causa –“espoligotipo”- que ha generado la enfermedad fue aislada hace tiempo en la localidad sevillana de Constantina, punto de origen del ganado.
La Ley Foral 11/2000, del 16 de noviembre, de Sanidad Animal de Navarra, concretamente en el punto 11 del artículo 40, determina que no se indemnizará a los ganaderos por el sacrificio obligatorio de animales “cuando hayan adquirido los animales ya enfermos o procedentes de zonas infectadas o de explotaciones de inferior calificación sanitaria”.
Para el Gobierno de Navarra, los animales procedentes de Constantina se encontraban enfermos cuando llegaron a la finca de Toros del Reyno y, por ello, deniega la indemnización al criador de bravo. “La correspondencia entre el espoligotipo aislado en la explotación y algunos detectados en el municipio de Constantina, y el avanzado grado de afectación en el animal incorporado a la explotación el 1 de agosto de 2012, confirman la hipótesis de que los animales se encontraban enfermos cuando fueron incorporados a la explotación de Toros del Reyno. Por ello, este Departamento ha determinado el sacrificio de todos los animales y la exclusión a al percepción de la indemnización”.
Duro desenlace
Tal conclusión, la de que los animales llegaron enfermos de origen, deja perplejo a Felipe Sota. “Tras haber soportado cinco saneamientos en Navarra, también en origen, tras aceptar el Gobierno de Navarra el traslado del ganado, tras haber cuidado y alimentado el ganado durante año y medio, ahora resulta que las vacas venían enfermas de Andalucía, sin tener en cuenta que han estado en los corrales de plazas como las de Tafalla y Cintruénigo, que pueden ser puntos de contagio. No, ahora parece que el problema nace de Andalucía, zona donde, curiosamente, desde hace muchos años no ha aparecido ningún caso positivo, algo que sí ha ocurrido en Navarra, en varias ganaderías de bravo”, lamentó incrédulo Felipe Sota.
En cualquier caso, dentro de esta polémica, Desarrollo Rural ha querido dejar claro que el ganadero no ha cometido ninguna irregularidad. “Pero los animales han llegado a la explotación enfermos y por tanto, en aplicación de la Ley de Sanidad Animal, no procede indemnizar al ganadero con cargo a fondos públicos. Se trata en definitiva de una relación de compraventa de animales entre dos particulares y en este contexto deberían resolverse las posibles reclamaciones por la situación sanitaria de los animales”.
Además, indica que las resoluciones que ordenan tanto el vacío sanitario como el no pago de la indemnización son recurribles, de acuerdo a lo establecido en la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común.
La conclusión del Gobierno de Navarra respecto a este asunto es rotunda. “El Departamento ha actuado en la explotación conforme a los procedimientos definidos en el Programa Nacional de Erradicación de la Tuberculosis; los resultados de las pruebas confirman que los animales se incorporaron enfermos a la explotación, y la Ley Foral 11/2000, del 16 de noviembre, de Sanidad Animal de Navarra, determina que no se indemnizará a los ganaderos por el sacrificio obligatorio de animales “cuando hayan adquirido los animales ya enfermos…..”, por lo que no procede indemnizar a este ganadero. En todo caso el ganadero podría dirigir sus reclamaciones al vendedor”.
Sin embargo, para este criador de bravo navarro, todo se ha venido abajo: la inversión realizada -50.000 euros-, el esfuerzo físico, la ilusión y el intento de rentabilizar y sacar adelante un negocio. “Si José Javier Esparza, consejero de Desarrollo Rural, no lo remedia, será el fin de la ganadería Toros del Reyno, de un proyecto empresarial y, sobre todo, provocará la ruina de una familia”, concluyó el ganadero.