Fue el 13 de julio de 1966. El palco le concedió dos orejas y el alguacilillo cortó el tercer apéndice por equivocación.
Andrés Vázquez, de 89 años, falleció ayer, 17 de junio, en el Hospital Comarcal de Benavente, en el que llevaba varios días hospitalizado tras sufrir un fallo multiorgánico. Durante los meses previos había permanecido ingresado en la Residencia Fundación La Inmaculada tras el deterioro sufrido que le produjo una severa falta de movilidad que le impedía residir en su domicilio.
Andrés Vázquez, cuyo nombre real es Luis Andrés Mazariegos Vázquez, nació el 25 de junio de 1933, en la localidad zamorana de Villalpando, en el seno de una familia de agricultores. Inspirado por la leyenda de Juan Belmonte y de Domingo Ortega, además de la película ‘Currito de la Cruz’, pronto se lanzó a la aventura de ser torero y después de estar muchos años sufriendo la dureza de las capeas en las provincias de Guadalajara y Madrid, por fin logró triunfar con fuerza como novillero en la temporada de 1961, formando terna en muchas ocasiones con Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y Gregorio Chacarte.
Sus éxitos, en los que sale hasta tres veces en hombros en Las Ventas, lo conducen a tomar la alternativa en la inmediata feria madrileña de San Isidro, concretamente el 19 de mayo de 1962, de manos de Gregorio Sánchez y con Juan García ‘Mondeño’ de testigo, frente a toros de Benítez Cubero. El toricantano salió en hombros por la puerta grande y volvió a repetir triunfo en una nueva actuación en el ciclo madrileño convirtiéndose desde ese momento en uno de los toreros destacados de la década de los sesenta y llevando su nombre a los carteles de todas las ferias.
En esos tiempos compartió carteles con Antonio Ordóñez -de quien era gran amigo-, con Antonio Bienvenida -de quien fue muy admirador-, con Luis Miguel, Ostos, Gregorio… y más que con nadie con Puerta, Camino y El Viti, la Santísima Trinidad de la década de los 60, junto a todos los diestros de esa época y las venideras.
Fue también el primer torero que triunfó con el hierro de Victorino Martín tras desorejar a Baratero, la tarde del 10 de agosto de 1969 en Las Ventas y recuperar cartel que había perdido para volver a la primera línea. Ese éxito le facilita que en el siguiente San Isidro toree en solitario una corrida de Victorino en Las Ventas -es el primer diestro que lo hace con esta divisa-, saldada con triunfo. Desde entonces su nombre y el de Victorino Martín siempre estuvieron unidos.
Salió una decena de veces en hombros de Las Ventas, siendo de los diestros que más veces ha alcanzado ese éxito y triunfó en la mayoría de las plazas, siempre gracias a su toreo sobrio y puro, en el que tuvo especial relevancia su media verónica, de inspiración belmontina y que él supo darle un toque singular.
Con idas y venidas permaneció en los ruedos hasta entrada la década de los 80, siendo también profesor de la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda de Madrid y comentarista de Telemadrid durante varios años. Su última salida a los ruedos fue el 25 de julio de 2012, en un festival celebrado en su honor en la plaza de Zamora, tarde en la que cumplió 80 años y estoqueó un utrero de Victorino Martín.
Una veintena de años después decidió regresar a su lugar de origen, a Villalpando, para disfrutar de su pasión de los galgos y pendiente siempre del mundo de los toros, siendo su presencia habitual en numerosas plazas. El pasado año, en 2021, fue distinguido por la Junta de Castilla y León con el prestigioso premio Tauromaquia, uno de los muchos que logró en su larga vida profesional.
Hombre afable, socarrón, muy sincero en sus formas, de rica conversación, alcanzó unánime reconocimiento y fue muy querido por cuantos compañeros compartió cartel, además de otros más jóvenes, a quienes dio consejo cuando se lo pidieron e incluso ayudó a corregir defectos.
Más allá de su vida profesional, protagonizó tres películas: ‘Yo he visto a la muerte’, ‘Tú solo’ y ‘Sobrenatural’, las tres de inspiración taurina. Descanse en paz.
Buen currículum en Pamplona
Andrés Vázquez toreó en siete ferias de la capital navarra. Hizo 13 paseíllos, estoqueó 24 toros y logró cortar 7 orejas y 1 rabo. Debutó el 11 de julio de 1964, frente a toros de Marqués de Domecq y dio una de cal y otra de arena. Fue abroncado tras matar al tercero y dio la vuelta al ruedo cuando dobló el sexto. Dos días después, se quitó la espina y consiguió su primer triunfo de puerta grande; le cortó las dos orejas al que cerró plaza, de Fermín Bohórquez, como el resto del encierro.
Al año siguiente, fue contratado para una sola tarde, la del 12 de julio. Se enfrentó a dos toros de Miura y no convenció. Puso empeño en sus faenas, que resultaron grises y vulgares; hubo más voluntad que logros. Sus dos intervenciones se saldaron con palmas del público.
En 1966, toreó dos tardes y alcanzó su mayor triunfo en la Feria de San Fermín. El día 9, con los toros de Miura, se le vio sin sitio y vulgar. Su resultado, bronca en su primero y palmas frente al sexto. Cuatro días después, con toros de Juan Pedro Domecq, que mostraron mucha casta y bravura, cambió radicalmente el panorama. Según las crónicas locales, se le vio con oficio. Demostró saber torear. La faena ante su primero careció de relieve; mató mal y se oyeron más pitos que palmas. Sin embargo, al quinto toro le realizó una gran faena, que culminó con una estocada hasta la bola; paseó las dos orejas y el rabo del toro, aunque éste fue cortado por equivocación por el alguacilillo.
Por este gran triunfo, en el 67 toreó dos tardes, las del 8 y 9 de julio, con toros de Manuel Arranz y Manuel Coimbra respectivamente, pero no consiguió trofeo alguno. Y ya en sus tres últimas contrataciones, en 1970, 1971, 1972, a dos tardes en cada año, consiguió sendas orejas, de toros de Miura, Pablo Romero y de nuevo Miura respectivamente.
Su última actuación la protagonizó el 7 de julio de 1978, en un festival a beneficio de Medicus Mundi. Alternó con Antoñete (oreja y saludos), Paco Camino (oreja en ambos) y Javier Sarasa (oreja). Se lidiaron siete cuatreños de Marcos Núñez, bien presentados, con buen son y nobleza tres, dos aceptables y dos problemáticos. Su primero se partió el pitón derecho contra un burladero y lo mató pronto; saludó desde el tercio. Al séptimo le hizo una faena con gran sabor torero y detalles de buen gusto; toreó con ambas manos aunque lo mejor fueron unos derechazos cadenciosos, con la muleta desmayada; mató de una estocada entera y consiguió dos merecidas orejas.
Resto de Navarra, hasta en Lumbier
Andrés Vázquez se presentó en Navarra como matador de toros en la plaza de Tudela. Fue el 25 de julio de 1962. Alternó con Antonio Ordóñez y Mondeño, que cortaron sendos rabos. Todos ellos dieron cuenta de seis toros de Marqués de Domecq, bravos, con poca fuerza y clase, muy aptos para la lidia. El espada zamorano tras matar a su primero, muy blando, recibió una ovación y se quitó la espina frente al sexto, al que le cortó las dos orejas, lo que le permitió salir a hombros con sus compañeros de terna.
Siete años después, 1969, toreó en Cintruénigo. A su primero, de Navarro Salido, de Sevilla, como el resto del encierro, lo mató muy mal y recibió un aviso. Al quinto, a fuerza de porfiar, consiguió cortarle una oreja.
Después de esta actuación, Vázquez no se volvió a vestir de luces en Navarra. Toreó dos tardes más, pero en ambas vistió de corto. La primera, en Lumbier, en 1981, en un festival picado en el que toreó en solitario. Lidió dos novillos de Pérez Tabernero, noble y encastado el primero y manso el segundo. Le cortó las dos orejas al bravo y recibió una ovación cuando dobló el segundo.
Veinte días después, Intervino en Olite en un festival en el que alternó con Jaime Ostos (oreja) y Javier Sarasa (dos orejas). El de Villalpando fue premiado con una oreja después de realizar una faena muy torera.