Bajo una pertinaz lluvia, esta pareja de novilleros navarros luchó contra lo complicado del ganado de El Tolco y lo resbaladizo del embarrado piso.
La lluvia, el barro y lo complicado del ganado fueron los factores característicos del tentadero que se llevó a cabo el jueves pasado en Lodosa, en la finca El Ontanal, propiedad del ganadero José Antonio Baigorri, una tienta con marcado sabor navarro.
Con estas premisas, el picador tudelano Juan Manuel Sangüesa ofreció una lección de profesionalidad y lo mismo hicieron los novilleros con caballos Francisco Expósito y Javier Marín, los subalternos Paco Ramos y Asier Campos, y Juan José Luri “El Luri”, novillero sin caballos de San Adrián.
Todos ellos se las vieron con cuatro eralas de El Tolco, que mostraron bravura en el pero que no resultaron nada fáciles en la muleta, sobre todo dos de ellas.
El primero intervenir fue Expósito, que lidió una erala difícil, con genio, que se colaba por el izquierdo y buscaba. El pamplonés superó estas complicaciones, la entendió muy bien y dibujó varias series con la diestra, ligadas y mandonas. Peor estilo tuvo la tercera, muy complicada, que siempre intentó sorprender y colarse. Sobre un piso muy embarrado y resbaladizo, el novillero se mostró firme y le robó muletazos sueltos de muy buen corte.
Idénticas buenas maneras mostró Javier Marín. Su primera vaca recibió seis varas, las dos últimas arrancando hacia el caballo desde el lado opuesto de la plaza de tientas. Pero en la muleta fue otro cantar. Resultó muy complicada por lista, por no humillar lo deseado y por buscar al torero continuamente. El joven cirbonero lo intentó, se peleó muy bien con ella y le fue sacando, de uno en uno, muletazos cargados de torería. El panorama mejoró con la salida de la cuarta y última erala, que se dejó mucho e incluso en algunos momentos tuvo cierta calidad. Pese al peligroso estado del piso, el novillero la dominó de principio a fin, dibujó buenas series por ambos pitones y estuvo muy por encima de ella.
Independientemente de la calidad de la materia prima, El Luri, novillero sin picadores, salió a torear al fin de cada faena, mostró clara muestra de su evolución y dejó ver que Navarra tendrá un nuevo torero.
El exigente tentadero satisfizo al ganadero, a José Antonio Baigorri. No hay que olvidar que las reses marcadas con el hierro de El Tolco no las destina a las plazas de toros sino a las calles, por lo que busca fiereza y no que resulten nobles y dóciles.