EL GOBIERNO DE ARAGÓN QUIERE SACRIFICAR 400 RESES BRAVAS

Reses bravas de Arnillas.

El reconocido criador de bravo José María Arnillas, de 72 años, se resiste a que maten su ganadería.

El departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón ha empezado a sacrificar parte de las 400 reses bravas de una finca situada en Alfajarín (Zaragoza) y pertenecientes al conocido ganadero José María Arnillas, por una orden judicial del Juzgado de lo Contencioso Administrativo 1 de Zaragoza, según ellos, por la falta de controles sanitarios.

Varios trabajadores de la DGA acudieron con miembros de la Guardia Civil a la ganadería y hasta el momento han sacrificado un lote de vacas.

De momento, el ganadero de Alfajarín ha logrado aplazar el sacrificio de 400 vacas bravas. La propia hija del ganadero, Begoña Arnillas, quien figura como dueña de la finca, ha criticado que hayan empezado el sacrificio de las reses bravas con dardos y algunas agonizan tras ello y dice: ‘No es un tema sanitario sino administrativo‘.

El departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón quería dar cumplimiento a una sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 que dice que se han incumplido los controles sanitarios de los animales. Sin embargo, la ejecución del fallo no fue posible, ya que el ganadero no quiso firmar los papeles preceptivos en el cuartel de la Guardia Civil. Además, se da la circunstancia de que la titular del negocio es la hija, ya que lo heredó de su abuelo. Y como nadie le notificó la orden de sacrificio, no se encontraba ayer en el lugar.

La Guardia Civil, acompañada de los técnicos de Medio Ambiente, fue a la vivienda del ganadero, y éste, junto a su abogado, Antonio Puertas, para intentar llegar a un acuerdo, sin éxito. Arnillas, más conocido en la zona como ‘El Artillero’, ha comentado: ‘No quiero firmar un documento que suponga matar a las reses’.

El letrado del ganadero detalló que la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Zaragoza se remonta al año 2017, después de que se produjera la crecida del Ebro, que afectó las condiciones del ganado y lo cambiaron de granja. ‘Hemos intentado llegar a un acuerdo con la DGA para poder regularizar la situación de los animales después de la riada, pero no ha habido manera porque ellos están empeñados en sacrificarlos’, señaló ayer el abogado Antonio Puertas.

En este asunto, ningún grupo animalista se ha presentado para hacer presión y salvar a estas reses bravas de una posible muerte anunciada.

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