Derechazo de Ángel Puerta al segundo de la tarde. Fotografía: Galdona.
Los utreros de Tomás Entero resultaron muy colaboradores pero tuvieron muy poca fuerza.
Ganado. Cuatro utreros de Tomás y Pilar Entero, bien presentados, con más cuajo tercero y cuarto, muy nobles, humillando pero con muy poca fuerza.
Novilleros.
Sergio Blasco: silencio en ambos.
Ángel Puerta: oreja en ambos.
Presidencia. A cargo de Javier Busto Alonso, asesorado por Ana Lucía San José y Miguel Ángel Barcos, cumplió correctamente su cometido.
Incidencias. Casi tres cuartos de plaza. Los dos novilleros hicieron el paseíllo desmonterados.
Ángel Puerta cortó dos orejas, una en cada novillo, salió por la puerta grande y, sobre todo, derrochó ganas, entrega y valor. En definitiva, estuvo toda la tarde en novillero y conectó de forma inmediata con los tendidos de la plaza de Peralta. A esas ganas hay que sumar que, especialmente en su primero, hubo momentos de calidad. Muletazos en redondo muy largos, ligados y mandones, y otros a pies juntos, con la figura desmayada, de mucho gusto. También es cierto que en ocasiones estuvo ventajistas, citando al hilo del pitón, muleta retrasada y sin terminar de cruzarse. En general, sin embargo, su labor tuvo buena nota.
Puerta estuvo muy cómodo toda la tarde y es que los novillos del empresario madrileño Tomás Entero se dejaron hacer casi de todo. Utreros bien presentados y que derrocharon nobleza, aunque muy justos de fuerza. Demasiado justos en ocasiones, tanto que virtudes como su fijeza y lo bien que metieron la cara quedaron algo diluidas por su escaso motor.
Ángel Puerta se ganó al público al recibir a su primero con dos verónicas de rodillas, seguidas de otra tanda de verónicas ya de pie, rematadas con una media otra vez de hinojos. Nada más comenzar la faena de muleta se llevó un buen revolcón para, a continuación, ligar una buena tanda de muletazos en redondo, posiblemente lo mejor de la faena. Después se sucedieron muletazos de mucho gusto con otros algo más embarullados y con los defectos ya mencionados. Mató de una estocada algo desprendida y fue premiado con una oreja.
Algo más incómodo estuvo en el cuarto de la tarde, un novillo más brusco y al que le costó cogerle el aire. Destacaron, en cualquier caso, varios naturales, en los que consiguió templar la embestida del novillo. Mató de una buena estocada de efectos fulminantes lo que le valió para abrir la puerta grande.
Sergio Blasco es torero de buenas maneras pero, en contraste con Ángel Puerta, demostró excesiva frialdad. Su primer novillo, el utrero de menor presencia de todo el encierro, tuvo muchísima nobleza, pero escasa transmisión por su poquita fuerza. Blasco basó su faena en el pitón derecho, logrando algún muletazo suelto de calidad, pero en ningún momento su trasteo tomó altura. Mató de media estocada arriba y su labor fue finalmente silenciada.
Algo parecido ocurrió en el tercero. Parecía que la faena iba a tomar vuelo nada más comenzar, cuando Blasco citó de largo al utrero, le presentó la muleta adelantada y ligó una estupenda tanda de derechazos. Pero no hubo continuidad. A partir de ese momento llegaron las indecisiones, el novillo se paró y Blasco desistió en el intento. Cobró otra buena estocada, pero su labor no tuvo premio.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX