Hermoso de Mendoza se fue de vacío por fallar con el rejón de muerte ante sus dos toros.
Ganado: Seis toros de Herederos de Ángel Sánchez, bien presentados, nobles y de buen juego en general, salvo los mansos cuarto y quinto.
Rejoneadores: Pablo Hermoso de Mendoza (palmas y saludos desde el tercio), Leonardo Hernández (saludos desde el tercio y oreja con petición de la segunda) y Roberto Armendáriz (oreja con fuerte petición de la segunda y vuelta al ruedo).
Lugar y fecha: plaza de Cuatro Caminos, en Santander (Cantabria). 21 de julio.
Incidencias: Más de tres cuartos de plaza.
El toreo a caballo navarro conoció ayer en Santander la cara y la cruz de la moneda. El lado positivo vino de la mano de Roberto Armendáriz, que rozó la puerta grande de Cuatro Caminos, tras protagonizar una más que destacada tarde.
El caballero de Noain aprovechó las virtudes, buen tranco y nobleza, del tercer toro de la tarde. Realizó una faena vistosa que fue de menos a más. En banderillas, con Ranchero y Prometido firmó los mejores momentos de un emocionante trasteo. El navarro citó de largo varias veces al astado y consiguió pasárselo cerca. Sobre Cristal, acertó a la primera con el rejón de muerte y cortó la primera oreja de la tarde y de la feria; hubo fuerte petición de la segunda pero el palco no cedió.
Posteriormente, pinchó una faena de dos orejas al sexto -el mejor toro de la tarde- y tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo. Fue el que cerró plaza un animal que galopó mucho, muy fijo embistiendo y arrancándose de largo. El joven navarro, con Grano de Oro en banderillas dejó importantes pares al quiebro y el epicentro de la faena fue el que realizó con Delirio, con el que galopó muy bien de costado siempre con el toro muy cosido y haciendo piruetas en la cara. El caballo fue ovacionado al dejar el ruedo. Tras un buen remate de faena, con las cortas sobre Cristal, terminó con un rejonazo en todo lo alto, pero el toro no dobló, el jinete se atascó luego con el descabello y perdió así una más que merecida puerta grande.
La cruz se la llevó Hermoso de Mendoza, que malogró dos buenas faenas con la hoja de peral. Al que abrió plaza, un buen toro, noble y con fijeza, pero al que le faltó algo de transmisión, tras recibirlo con Napoleón, lo cuajó en banderillas con el elegante toreo de costado de Disparate y con las ceñidas piruetas de Dalí, con el que formó un lío. La faena mantuvo su magnífico en el último tercio, con las cortas a lomos de Pirata. Pero el estellés falló con el rejón de muerte y todo premio posible se redujo a unas palmas de un agradecido público.
Y lo mismo le sucedió frente al cuarto, un toro manso y sin fijeza. Por ello, tuvo que realizar una muy trabajada faena ante un ejemplar que salió muy parado y le costó repetir. Pero, a base de llegarle y consentirle mucho, el maestro le enseñó a embestir y logró meterlo en la canasta. Tuvo que arriesgar mucho en busca de un triunfo que, finalmente, no llegó. Pero conectó con fuerza con los tendidos, sobre todo en banderillas, con los quiebros de Manolete. En el tercio final, sobre Palomo, que dio el pecho y llegó a la cara del cuatreño, la faena mantuvo su alto interés. Pero Hermoso pinchó antes de terminar con un rejonazo y el público le agradeció su esfuerzo con una cálida ovación, a la que correspondió saludando desde el tercio.