ALEJANDRO ADAME, CANDIDATO AL ESPÁRRAGO DE ORO DE SAN ADRIÁN

El mexicano Adame, toreando al natural, ayer en San Adrián. Fotografía: Mancha.

El mexicano Adame, toreando al natural, ayer en San Adrián. Fotografía: Mancha.

Cortó una oreja a cada uno de su lote, de Santafé Martón, encierro exigente con un novillo premiado con la vuelta al ruedo.

Ganado: Cuatro novillos de Santafé Martón, bien presentados, serios por delante y de juego desigual. El cuarto, Tonadillero, n°, 43, exigente y duro, fue premiado con una generosa vuelta al ruedo. El primero, de menos motor, tuvo más clase

Novilleros: Héctor Edo (oreja y saludos) y Alejandro Adame (oreja en ambos).

Incidencias: Unos tres cuartos de entrada en una tarde ventosa y soleada.

Alejandro Adame, el más pequeño de la saga de toreros hidrocálidos, dio un serio toque de atención ayer en San Adrián merced a su inteligencia, seguridad y valor. Es asombroso el oficio que demuestra y la capacidad que tiene para entender a los novillos desde el primer momento.

Con el cuarto de la tarde ofreció una verdadera lección desde el inicio de la faena, cuando sometió al toro por bajo en los lances iniciales con la muleta para poner los cimientos de la arquitectura de una faena basada en un temple exquisito y grandes dosis de valor para imponerse a la embestida seca del encastado novillo de Santafé Martón. El novillo no era fácil, embestía con fuerza, velocidad, en línea recta y sin apenas humillar. Sin embargo, el joven mexicano acertó en la media distancia y en la colocación y no consintió que el eral le rozara los vuelos de la muleta con sus afiladísimos pitones ni una sola vez. Y eso fue clave. Comenzó en redondo y obtuvo buenas series por ambas manos, ligando los muletazos y gustándose al natural. El público vio las dificultades del novillo y la seguridad con la que el pequeño torero de Aguascalientes fue imponiendo su toreo.

Faena de más a menos en cuanto a intensidad pero con la clave de bóveda de los mandones muletazos por bajo de los inicios. Cortó una oreja y se sumó a la del segundo de la tarde, otra labor impecable con un novillo dificultoso con el que también dejó ver su sorprendente oficio y su cabeza despejada. Apunta alto y de momento en San Adrián, el pequeño del emporio Adame ha presentado su candidatura al Espárrago de Oro.

La vuelta al ruedo del cuarto novillo fue exagerada a todas luces y atendió más a la movilidad que a la bravura del astado. Se pidió desde un sector concreto de la plaza y la presidenta la concedió en el último momento. Héctor Edo también dio una buena tarde de toros a pesar de que parece mucho menos placeado que Adame. Le cayó en suerte el novillo más noble del exigente envío de la divisa de Villafranca.

El primer astado humilló y Edo fraguó una faena medida y templada en la que estuvo a buen nivel por ambos pitones, aunque con las lógicas carencias de un chaval que da sus primeros pasos en el toreo. La gran estocada que dejó fue aval suficiente para cortar la primera oreja de la feria.

Otra cosa bien distinta fue el tercero, un coloradito coronado por dos astifinísimas agujas. El novillo se movió con extrema ligereza, cortó en banderillas y fue un puerto demasiado duro para el diestro. Lo intentó todo, buscó la colocación pero no logró acoplarse con otra embestida dificultosa y muy recta. Lo mejor de su actuación fue la decisión de querer llevar adelante sus faenas y no arredrarse nunca aunque fuera plenamente consciente de que la empresa del tercero todavía no estaba a su altura.

Información de Pablo García Mancha para Diario de Navarra.

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