ADRIÁN HENCHE CORTA LA PRIMERA OREJA DE LA FERIA DE SAN ADRIÁN

Adrián Henche, primer triunfador en San Adrián.

Adrián Henche, primer triunfador en San Adrián.

El segundo novillo de Núñez del Cuvillo fue premiado con la póstuma vuelta al ruedo.

Ganado: Cuatro erales de Núñez del Cuvillo, desiguales de presentación, más cuajados los dos últimos, y de de juego dispar, con un segundo rebosante de calidad, que fue premiado con la vuelta al ruedo.

Novilleros. David Bolsico: silencio en ambos. Adrián Henche: oreja y silencio.

Incidencias Más de tres cuartos de plaza. Tarde soleada y calurosa. Los dos novilleros hicieron el paseíllo desmonterados. Sin novedad en la enfermería.

La Feria de San Adrián comenzó ayer con un festejo que, incialmente, centraba su interés en la materia prima, en un novillada del prestigioso hierro de Núñez del Cuvillo, cuya procedencia es Juan Pedro Domecq, Núñez y Osborne.

Y, aunque el encierro tampoco fue para tirar cohetes, ayudó al entretenimiento de los espectadores. Respecto a su presentación, hubo dos y dos; más terciados los dos primero y con más cuajo la pareja del final.

Y el juego que ofrecieron fue asimismo desigual. Dejaron ver en ocasiones la clase de s u procedencia pero su comportamiento estuvo condicionado también por las manos por las que fueron lidiados.

Hubo unas que fueron más experimentadas, cualidad que enseguida se dejó ver en el ruedo. Las de Adrián Henche, un becerrista muy rodado que, en realidad, tenía ya que haber debutado con los del castoreño.

Al de Guadalajara, además, le acompañó la fortuna en el sorteo, pues para él fue a parar el eral con más calidad del encierro, el segundo de la tarde, un eral que derrochó clase por ambos pitones, embistió humillado, barriendo con su hocico la arena, y no se cansó de repetir.

Henche lo entendió a la perfección y le realizó una buena faena, basada sobre todo en la diestra y culminada con una estocada. Al joven guadalajareño se le concedió una merecidísima oreja, que no fueron dos, quizá, porque el trasteo no se prodigó en el toreo al natural.

El segundo de su lote, el último de la tarde, fue otro novillo encastado, ante el que Henche no anduvo certero con el estoque, por lo que el público terminó guardando respetuoso silencio.

David Bolsico, por su parte, tanto ante el que abrió plaza como frente al tercero, dio muestras de estar poco placeado, de atesorar escaso rodaje. Sufrió desarmes de su primero y algún revolcón del segundo de su lote. Sus dos intervenciones se saldaron con el silencio del respetable.

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