Sólo se aprobaron dos toros y a media mañana han sido todos cargados en un cambión rumbo a la dehesa de Cádiz.
Se cumplió lo temido. El reconocimiento veterinario de las cuatro primeras corridas de la Feria del Toro –Alcurrucén, Dolores Aguirre, Cebada Gago y Victoriano del Río- se ha llevado a cabo a primera hora de la mañana, y todos los toros fueron han sido declarados “útiles” para la lidia, salvo nueve de Cebada Gago. Por ello, el mayoral de esta ganadería, Manolo Flor, ha cargado a media mañana los toros, todos, en un camión y ha partido rumbo a Cádiz, a Medina Sidonia, donde se encuentra la finca La Zorrera, dehesa donde se crían los cebadas.
Según el acta oficial, cinco de ellos –los 56, 92, 68, 23 y 17- han sido rechazados por “no reunir las características, requisitos y condiciones exigibles en función en razón de la clase de espectáculo (falta de trapío)”. El 80 y el 101, por “lesión ocular en el ojo, lagrimeo y cierre de párpado”. El número 11, por “un puntazo en la extremidad posterior, con manifestación de dolor y cojera”. Y el 94, por “manifestación de dolor con postura antiálgida”.
Según el Reglamento Taurino de Navarra, el reconocimiento “versará sobre las defensas, trapío y utilidad para la lidia de las reses a lidiar, teniendo en cuenta las características zootécnicas de la ganadería a que pertenezcan”. Los veterinarios emiten un informe pero es el delegado de la Autoridad –Policía Foral- quien, tras escuchar a las partes comprometidas, decide y redacta el acta oficial.
El equipo veterinario ha estado formado por Lola Salvo, Luis Echegoyen, Javier Eguíluz y Jesús María de Andrés; la primera es profesional del Ayuntamiento de Pamplona, y los tres restantes, del Gobierno de Navarra. Este equipo no quiso hacer declaración alguna y remitió, para cualquier cuestión, al Gabinete de Prensa del Gobierno de Navarra.
Quien prefirió no hacer un juicio público de lo sucedido fue José María Marco, presidente de la comisión taurina de la Casa de Misericordia. “Me remito al acta oficial. No quiero opinar más. Vimos la corrida en enero y estaba justita. La volvimos a ver en abril y había ganado, había mejorado. Ha llegado ahora a Pamplona y… Reconozco que algún toro podía estar falto de remate pero… Ahora sólo nos queda encontrar pronto otra que la sustituya”, puntualizó.
Y el relevo se conoció públicamente a media tarde. Llegará a Pamplona, para la corrida de toros del 9 de julio, un encierro salmantino de Valdefresno, de procedencia Atanasio Fernández-Lisardo Sánchez, que debutará en la Feria del Toro y cuyo propietario es Nicolás Fraile, hermano de Moisés, propietario de El Pilar, que lidiará el 12 de julio.
Por tanto, en la corrida del 9 de julio, cambia la ganadería pero no los diestros: Alberto Aguilar, David Mora y Rubén Pinar. Sin embargo, el público tiene derecho a que se le devuelva el importe de la entrada de ese día al haberse producido un cambio respecto al cartel anunciado.
Nicolás Fraile, si lo veterinarios aprueban su corrida de toros y logra lidiar, percibirá sus honorarios correspondientes. Por el contrario, Cebada Gago se ha quedado sin estos ingresos tan necesarios. La empresa sólo le pagará los portes, los costes de los viajes de ida y de vuelta.
José García, uno de los propietarios de la ganadería afectada, se mostraba ayer desolado. “Al parecer, según los veterinarios, la corrida tenía poco peso. Pero aseguro que tenía trapío. Era una corrida abierta de padres y con una amplia mayoría de toros con buena nota Pero ellos son los que mandan. Estoy completamente decepcionado. Sólo espero que el año que viene la empresa no dé una nueva oportunidad”.
El segundo reconocimiento veterinario se llevará a cabo ya en San Fermín, una vez que hayan llegado al Gas los cuatro encierros restantes: Fuente Ymbro, El Pilar, Torrestrella y Miura. El de Valdefresno lo más lógico es que se realice antes, por lo que pueda pasar.