En los 47 festejos celebrados, intervinieron un total de 88 toreros, que lograron 135 orejas.
Los abonos de Pamplona, Tudela, Lodosa, Estella, Tafalla, Sangüesa, Corella, Fitero y Cintruénigo contaron con corridas de toros, hasta un total de veintiuna, el mismo número que en los dos últimos años. Del total, dos –en Fitero y Lodosa- tuvieron carácter mixto. Estas corridas de toros permitieron hacer el paseíllo a 39 toreros de alternativa, que se repartieron 54 orejas.
En el terreno de las novilladas picadas, se celebraron nueve, dos menos que el año pasado. En esta clase de festejos, intervinieron 20 novilleros, que cortaron 21 orejas; de ellos, sólo cinco lograron salir a hombros: Gonzalo Caballero en Pamplona, Imanol Sánchez y Damián Castaño en Tudela, Curro de la Casa en Peralta y el navarro Javier Antón en Tafalla; éste, en su única actuación en su tierra, cortó tres orejas pero, sobre todo, dibujó la mejor faena realizada en la Comunidad Foral. El otro novillero navarro, Diego Hermosilla, toreó en Lodosa y Tafalla, donde cortó una oreja.
En lo referente a la tercera categoría del toreo a pie, se celebraron siete novilladas sin caballos, una menos que el año pasado. Sólo San Adrián, Sangüesa y Cintruénigo las celebraron. Participaron 13 aspirantes -dos menos que en 2011-, que lograron cortar 16 orejas. Destacaron los triunfos de Vicente Soler y Clemente en San Adrián, de Ferrani y Centenera en Sangüesa, y de Henche y del navarro Javier Marín en Cintruénigo, promesa del toreo en línea ascendente y esperanzadora de cara al futuro.
Salvo en Corella, Cintruénigo y San Adrián, en todas las localidades citadas anteriormente se pudo disfrutar del toreo a caballo. Fueron ocho los festejos de rejones, a los que hay que añadir esas dos corridas de toros mixtas, en Fitero y Lodosa. En todos ellos, se lidiaron exclusivamente cuatreños y cinqueños. En conjunto, permitieron la actuación de trece caballeros y el corte de 38 orejas.
Por último, se celebraron asimismo dos festivales taurinos, de muy distinto interés. En Fitero, hicieron el paseíllo casi todos los toreros navarros y el público respondió a la cita. Por el contrario, el festival de Cintruénigo –con un desconocido matador de toros y el televisivo Jacinto- levantó poca expectación y la entrada registrada fue paupérrima. En Pamplona, los dos festejos matinales de San Fermín volvieron a celebrarse sin muerte de astados; es decir, perdieron el carácter de festival y se convirtieron en una especie de tentadero o clase práctica, indigna del programa taurino de la capital de Navarra.
De este modo, en esos 47 festejos, intervinieron un total de 88 toreros, que lograron 135 orejas.