SOBRE LA EXCLUSIÓN DE FRANCISCO MARCO DE LA FERIA DE TUDELA. HISTORIA DE UN SINSENTIDO. OPINIÓN

Francisco Marco pasea una oreja.

Lo que está sucediendo en Tudela con su feria taurina resulta, por lo menos, rocambolesco. Un quita y pon de toreros carente de sentido y, sobre todo, nada serio. Como si los toreros fuesen meros personajes o peones de un tablero de ajedrez, para jugar una partida en la que impone las reglas un pliego de condiciones, redactado quizá por fríos funcionarios y no por expertos en la materia.

Al igual que está sucediendo con la maldita crisis, los daños de esta situación los están sufriendo los justos –los toreros- y no los pecadores –ayuntamiento y empresa-. La primera consecuencia es una pérdida de seriedad. Y los toros son algo muy serio.

En el caso de la feria de Tudela, ha fallado una parte o dos de las varias implicadas y estos errores los están pagando dos toreros –Marco y el novillero Tomás Campos- y sus respectivas cuadrillas, que no tiene culpa alguna.

Cuando Torosanda presentó los carteles al Ayuntamiento, desde la Concejalía de Festejos se le advirtió que no cumplían las condiciones del pliego. Pese a ello, los carteles siguieron adelante, fueron presentados a los medios de comunicación y, varios días después, Intervención municipal se dirigió a la empresa citada para decirle que incumple las condiciones, que debe cambiarlos, so pena de no recibir la subvención.

Vista esta situación, se deduce con facilidad que ha existido, llamémosle, un fallo de tiempos. Si los carteles no cumplían el condicionado, el Ayuntamiento tenía que haber exigido a Torosanda que los cambiase antes de presentarlos. Se dice que la Administración es lenta y, en este caso, parece que es completamente cierto.

Por otro lado, si Festejos había advertido a Torosanda del incumplimiento, tal empresa, aunque sea sólo para intentar mantener su prestigio, debía haber modificado los carteles antes de presentarlos públicamente. Por todo ello, lo sucedido parece poco serio. Además, si la empresa tenía que haber optado por Marco o Álvarez, lo normal habría sido mantener al navarro, por tres razones: por serlo, por mayor atractivo para la afición y, sobre todo, porque se la jugó abiertamente el año pasado en Tudela frente a dos toros de Cebada Gago. Cortó una oreja y hubo fuerte petición de la segunda. Eso, en el mundo taurino, se llama triunfar. Es decir, Marco triunfó en Tudela, se ganó la repetición por derecho y así se lo pagan ahora. Cierto es que el triunfador de la feria fue Miguel Ángel Perera, pero la empresa tampoco lo ha contratado.

De este modo, en los carteles sólo aparece el nombre de un navarro, el de Roberto Armendáriz, después de los cambios. Con ellos, sólo se genera inseguridad; los tudelanos van a pensar: “voy a esperar a coger las entradas, por si hay más cambios”. Lo ideal ahora es que empresa y ayuntamiento dialoguen y lleguen a un acuerdo. Todavía hay tiempo para rectificar. Además, dicen que es de sabios. Por tanto, lo contrario…

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