SIN SOBRESALTOS EN EL SEGUNDO ENCIERRO DEL ESTRECHO DE ARGUEDAS

Las vacas intentan subir por la ladera ante la atenta mirada de los participantes en el encierro. Fotografía: Blanca Aldanondo.

Las vacas intentan subir por la ladera ante la atenta mirada de los participantes en el encierro. Fotografía: Blanca Aldanondo.

Las vacas de Ustárroz no consiguieron subir por la ladera pese a la insistencia de los mozos.

Si el primer encierro del Estrecho de Arguedas del pasado domingo se saldó con tres heridos y un traslado al hospital, el que se celebró ayer por la tarde fue todo lo contrario. Cuando el reloj marcó las 18 horas, un cohete estalló en el cielo arguedano dando paso al descenso de las ocho vacas de la ganadería local de Víctor Ustárroz Santafé.

Pese a que los cientos de vecinos y curiosos que se desplazaron hasta la localidad esperaban que alguna vaca lograra subir por la ladera, las reses estuvieron poco animadas. Sí que hubo algún que otro intento, pero al final se quedaron en eso, pese a que los recortadores hicieron todo lo que estuvo en sus manos para que, por lo menos, alguna de ellas subiera por la pirámide de escaleras de madera.

Al final, durante los 12 minutos que aproximadamente duró el acto, las vacas subieron y bajaron desde el Estrecho al pueblo varias veces, aunque sí que hubo una que no pasó por el corral en ningún momento e intentó embestir a uno de los mozos que se encontraba subido a uno de los árboles del recorrido. De esto se aprovecharon los recortadores, que despertaron los aplausos del público.

Cada vez más gente

El Estrecho es un encierro que tiene su peligro y su riesgo, y que de vez en cuando produce algún que otro sobresalto. Es lo que sucedió el pasado domingo, cuando una de las reses subió por la pirámide, embistió a varios mozos y cayó, junto con ellos, desde una altura de unos 2 metros.

“Ayer -en referencia al domingo- nos llevamos un primer susto, que por fortuna no fue grave”, reconoció el alcalde de la localidad, Fernando Mendoza. “Hubo un mozo trasladado, pero las noticias que nos llegan son que no hubo ni cogida ni pinchazo. Fue una caída desde la pirámide que, por fortuna, se ha quedado en un susto”, añadió Mendoza.

Sin embargo, pese a estos ‘sustos’, cada vez son más los curiosos y amantes del mundo taurino que se dan cita cada tarde junto a los vecinos del municipio para disfrutar de este acto que, en palabras del alcalde, “es central de nuestras fiestas por su popularidad y por toda la gente que atrae”.

Pero al atender a sus orígenes, que datan del siglo XIX, el Estrecho hace referencia a la tradicional traída de las vacas desde monte hasta el pueblo. No obstante, la gente aprovechaba y salía a correr delante de las reses.

Una acción que, tras varios años sin realizarse, se retomó en la década de los 80 y ha ido ganando fama y adeptos, que la han convertido en la multitudinaria cita que es hoy en día.

Información de Carla López para Diario de Navarra.

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