Los tres jinetes salieron a hombros en Estella. Fotografía: J. A. Goñi.
El maestro del toreo a caballo y su hijo ofrecen un excelente festejo en el cierre de feria y el veterano Moura sorprende.
Ganado: Cuatro toros y dos novillos de José Rosa Rodrigues, reglamentariamente despuntados, y correctos de presentación, de muy buen juego en conjunto; al quinto, Granadero, número 272, se le dio la vuelta al ruedo.
Diestros: Joao Moura (oreja en ambos), Pablo Hermoso de Mendoza (dos orejas y dos orejas y rabo) y Guillermo Hermoso de Mendoza (dos orejas y oreja).
Incidencias: Lleno. Tarde soleada y fresca. En los tendidos de sol se acomodó un grupo de cincuenta blusas de la peña Gasteiztarrak que acudieron al coso de Yerri como protesta a la suspensión municipal de la feria taurina de La Blanca de Vitoria. Pablo Hermoso de Mendoza se puso una blusa en la vuelta al ruedo tras el quinto. Los tres rejoneadores salieron a hombros.
Apoteosis de la familia Hermoso de Mendoza en su casa. Tarde perfecta del padre con su singular maestría y conmovedora de Guillermo, que volvía un año después de su presentación en el coso de Yerri y que dejó clarísimo sobre el albero que tiene madera y raza de torero. No se amilanó, no se dejó ganar la pelea, va muy de frente a los toros y aunque sufra algún pequeño desajuste en los embroques, no renuncia nunca a una pureza que le brota de muy adentro, desde la forma de enroscarse con los toros en el primer tercio, a la manera que tiene de intentar clavar siempre bajo el estribo.
Es muy nuevo, cuenta con los extraordinarios caballos de su padre, pero la torería innata que destila y la forma de dejarse llegar muy cerca las embestidas para clavar en el último momento y sin darse ni una ventaja, hablan de la maceración de un rejoneador que puede ser muy grande.
La corrida la prologó Joao Moura, el veteranísimo ‘cavaleiro’ luso que trajo a España el toreo de costado, ése en el que profundizó Pablo con Cagancho y que llevó a cotas inverosímiles con el inolvidable Chenel. El genio portugués, a pesar de estar pasado de kilos y fuera de la profesión, dio una enorme lección de temple en el primero de la corrida.
Sus formas absolutamente clásicas, la manera de ir de frente siempre al toro y su exquisito temple de costado fue una verdadera lección de doma y toreo a caballo. El toro de José Rosa fue excelente y el maestro disfrutó e hizo disfrutar de lo lindo. Cortó una oreja y otra más generosa en el cuarto.
Salió Pablo y literalmente se vino abajo la plaza. La tarde estaba preñada de emociones y el maestro estellés, con esa elegancia de insuperable jinete, lidió al toro con majeza, sin un sobresalto, sin la más mínima tensión en ninguna de sus monturas. Alquimista dio la sensación de haberse convertido en Silveti, aquel caballo hijo de Gallo que componía un escorzo renacentista en cada una de sus pisadas; o con Berlín, otro castaño que galopó a dos pistas imantando al toro portugués por arte de birlibirloque. Hermoso cortó dos orejas y los máximos trofeos al quinto, un toro incombustible, bravísimo y con un tranco de superclase. Con Dalí hizo el toreo más redondo con una pirueta casi mágica en la que plantó su grupa a milímetros de los belfos del astado. Era de rabo y fue de rabo. Estella sabe que tiene un genio en casa y ayer lo disfrutó por encima de todo, con toda la ciudad volcada con su héroe.
En el sexto, Guillermo salió espoleado. Será su padre, pero a mí no me gana la partida nadie, pareció mascullar para sus adentros porque se dejó todo en el ruedo. En el primer tercio estuvo sensacional antes y después de clavar enroscándose literalmente con el novillo, que como el primero de su lote, salió en exceso distraído, abanto y mirón. Fijó al toro y lo templó, incluso puso dos pares a dos manos, uno de ellos con banderillas cortas. Falló con el rejón de muerte pero daba igual. La sensación que ofreció en el ruedo es que le gusta Leonardo Da Vinci porque hace buena aquella frase del pintor de la Gioconda: “Mediocre alumno el que no sobrepasa a su maestro”. ¿Lo conseguirá?
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX