‘Chistoso’, de 560 kilos, de Condessa de Sobral, por la mañana en las calles de Lodosa. Fotografía: Montxo A. G.
No hubo heridos de consideración en ninguno de los dos recorridos de la jornada y Cruz Roja solo atendió contusiones.
Pese a los miles de personas que participaron o presenciaron ayer alguna de las dos salidas del toro con soga de Lodosa, no se registraron heridos de consideración. Afortunadamente, los voluntarios de Cruz Roja solo atendieron cinco contusiones por caídas de los corredores, tres de ellas por la mañana y otras dos por la tarde, donde se produjo la mayor asistencia de público de las fiestas de las Angustias de este año, superando los 3.000 aficionados. Cerca de 400 espectadores en las gradas de la plaza de La Cruz y calle Ancha y el resto siguiendo al toro por la calle. A esta cifra hay que sumarle los 1.800 espectadores que esperaban la suelta de vaquillas en la plaza de toros.
Por la mañana, antes de que tuviese lugar la primera salida, el concejal de Festejos, Kike Ataun, pidió a los mozos que no recortasen al toro durante los primeros metros tras su bajada del camión. “Si no, se desvirtúa el espectáculo y se desorienta al animal. Hay que empezar con los recortes después de que alcance el ayuntamiento”. Pese a la petición municipal, algunos corredores intentaron recortar al morlaco, cosechando pitos por parte del público y del resto de mozos.
Expectativas
Chistoso, un burraco de 560 kilos, de la ganadería de la Condessa de Sobral (Portugal) protagonizó la mañana. La tarde fue para Oloroso , un negro bragado de la ganadería de Pincha y de 610 kilos. Ambos cumplieron con las expectativas del público realizando salidas entretenidas en las que se pudieron ver buenas carreras y recortes.
Tras los titubeos iniciales producidos por las citaciones indebidas el toro de la mañana enfiló la calle Ancha con calma, cruzó la carretera de Cárcar, fue hasta la zona del cuartel de la Guardia Civil y regresó a la fuente del pilón, donde pasó unos minutos para volver hacia la Casa de Cultura.
El segundo toro de la tarde recorrió casi todo el casco urbano de Lodosa, obligando a corredores y a curiosos a acompañarlo en su trayectoria. Primero fue a la zona del cuartel, luego se trasladó hasta la plaza de toros y cruzó la avenida de Navarra hasta la zona conocida como Las Tres Marías para regresar al Paseo y, de nuevo, a la avenida de Navarra.
Al final de los casi 60 minutos que permaneció en la calle, Oloroso entró por su propio pie en la plaza de toros y del coso fue hasta los corrales.
Información de Mari Paz Gener para Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX