En 2008, toreó en un festival en Cascante. Mañana, cuatro años después, volverá a vestirse de corto para intervenir en otro en Fitero, en el llamado Festival Foral, en el que hará el paseíllo junto a su pupilo, Javier Marín.
–A pocas horas de reaparecer en los ruedos, ¿bailan ya mariposas en la tripa?
-Sí, y muchas. Estoy pasando unos días, unos momentos complicados, difíciles, por la responsabilidad que conlleva volver a torear en público, por el miedo escénico, porque lo voy a hacer en mi tierra, Navarra, y por querer dejar una buena imagen Me había olvidado de cómo eran estas sensaciones antes de torear y resulta duro.
–Después de cuatro años sin torear en púbico, ¿por qué ha decidido volver a los ruedos, aunque sea por una ocasión?
-Por las circunstancias, por mi intención de apoyar a mi paisano, el novillero Javier Marín. Hace meses, llegamos a un acuerdo con Eventauro, la empresa que rige la plaza de Fitero, mediante el cual ella se comprometía a darle quince festejos a Marín y nosotros a torear el día 9 en Fitero un festival navarro, con toreros navarros, un festejo que me parece bonito como torero y como aficionado.
–¿Cómo le gustaría que acabase la tarde?
-Saliendo todos a hombros. Que el domingo no le pase nada a nadie y que disfrutemos todos. El escenario, el centenario coso fiterano, acompaña. Los novillos son de calidad. Es decir, el marco es estupendo, se ha hecho todo con mucho cariño para que salga bien.
– ¿Habrá alguna sorpresa?
-No, no lo creo. El principal objetivo es que la gente disfrute de una buena tarde de toros con los toreros navarros.
–Sin embargo, se ha desatado cierta polémica por coincidir el festival de Fitero con la corrida de toros de Cintruénigo.
-No la entiendo. Hay gente que me ha culpado de organizar el festejo para perjudicar a Cintruénigo. El festival se concretó desde hace meses para el día 9. La corrida de Cintruénigo estaba fijada inicialmente el día 8 y la empresa, Taurovisión, la pasó al día 9, estando al corriente de la fecha de Fitero. Marín podía haber toreado otro día en Cintruénigo, el 12 por ejemplo. Y es que, para colmo, la corrida de toros va a coincidir con un partido de fútbol del Cirbonero. Una pena pero, en esta polémica, yo no soy culpable de nada.
–En el festival, va a compartir paseíllo con su discípulo, Javier Marín, también de Cintruénigo. ¿Cómo lo ve?
-Muy bien. Lleva seis novilladas toreadas y ha triunfado en casi todas. La última, en Arles, plaza de primera, un coliseo romano donde estuvo francamente bien. Me hace mucha ilusión torear con él. Además, él nunca me ha visto torear en público.
–Dos cirboneros en Fitero mientras se celebra una corrida de toros en Cintruénigo. Una situación, por lo menos, extraña.
-Sí, es una sensación extraña. Yo buscaba para Javier Marín que una empresa se comprometiese para conseguir que torease y con Eventaruo se ha logrado este objetivo. Ése debe ser el error que he cometido, parece ser.
–Un festival foral con bonito cartel, pero con las ausencias de tres navarros: Pablo Hermoso de Mendoza, Francisco Marco y Francisco Javier Expósito. ¿Habrá un segundo festival para reunirlos a todos en una misma tarde?
-El de Fitero tiene que ser el primer paso para que estos carteles se repitan. Desde aquí, reivindico que otras plazas navarras tomen nota y cuenten con la torería navarra.
–Por último, sin tener en cuenta su faceta de doblador en los encierros de Pamplona y su toreo en tentaderos, ¿va a ser la última vez que toree en púbico?
-No lo sé. Estoy retirado. Cuando toreo tiene que ser por cosas bonitas, que tengan interés y, si se vuelve a dar un cartel así, pues me gustaría formar parte de él. Ahora bien, una vez retirado, se hace muy duro volver.