SEGUNDA DE TAFALLA: LA TERNA NO PUDO CON LA DE SANTAFÉ

Pase de pecho del novillero navarro Javier Antón. Fotografía: Jorge Nagore.

Cuajados utreros navarros que hubiesen lucido más con mejores lidias y con una terna con mayor bagaje torero

Ganado. Seis utreros de Santafé Martón, bien presentados, muy cuajados, con kilos, varios con hechuras de toros, mal picados en general y algunos muy castigados, y, pese a ello y pese a acusar un punto de falta de fuerza, nobles y manejables, salvo el complicado sexto.

Novilleros.

Javier Antón: oreja y saludos desde el tercio tras aviso.

Milagros Sánchez: saludos desde el tercio tras aviso y oreja.

Fabio Castañeda: silencio tras aviso y silencio.

Presidencia. A cargo de Ana Ozcáriz, asesorada por Pilar Soteras y Francisco Sagardía, correcta, pese a su generosidad en la concesión del primer trofeo.

Incidencias. Algo menos de tres cuartos de plaza. Tarde soleada y muy calurosa. Los tres novilleros hicieron el paseíllo desmonterados. Castañeda debutó con caballos. Sánchez fue atendida en la enfermería de un puntazo leve en la cara interna del muslo derecho, un varetazo en el glúteo derecho y un esguince en el pie derecho. El subalterno Iván Aguilera saludó montera en mano por su brega en el segundo y por los pares al quinto. Lo mismo hizo Fernando Pereira tras banderillear al segundo.

Lo mejor de la segunda de feria fue la novillada de Santafé Martón. Utreros nacidos y muy bien criados en la localidad navarra de Villafranca. Quizá, demasiado bien criados. Que se lo pregunten si no a los jóvenes novilleros.

Utreros bien presentados, muy cuajados, con kilos, con hechuras de toros algunos, a los que sólo les faltó en conjunto más fuerza. Les sobró las malas lidias que recibieron, el duro castigo en varas que sufrieron varios y una terna poco rodada, que se las vio y se las deseó ante ellos. De hecho, al más veterano, al navarro Antón, se le notó su oficio como novillero.

Y, a pesar de estos negativos factores, todos resultaron en el último tercio nobles y manejables; incluso los hubo con clase. Excepto el complicado sexto, fueron novillos de orejas, de triunfo, para manos más rodadas, para novilleros placeados, quienes, además, suelen llevar mejores cuadrillas, fundamentales para la buena lidia. En cualquier caso, la novillada fue mucho mejor que la que lidió el año pasado.

Respecto a la mano de obra, el principal interés del festejo se centraba en la actuación del navarro Antón, a Javier Antón me refiero, pues en su cuadrilla ejerció también de picador otro Antón, su padre, el veterano Vicente.

Y lo cierto es que el joven murchantino, sin rubricar una gran actuación, rozó la puerta grande. De hecho, si llega a matar bien al cuarto, el público le habría premiado, trofeo con el que habría alcanzado la salida a hombros. Pero no fue así. Cierto es que el toro llegó a la muerte distraído y se lo puso difícil al novillero. Pero a Antón le faltó más decisión al entrar a matar, y más sabiendo que se estaba jugando un triunfo importante. No la tuvo, los pinchazos se sucedieron y se le esfumó así un triunfo grande importante. Atrás había dejado un trasteo con altibajos y con buenos momentos de toreo ante un novillo noble y con clase, al que lo toreó con buen concepto en redondo en un par de tandas. Fue lo mejor de un trasteo algo inconexo, que tuvo sus pequeñas dosis pintureras, con molinetes de rodillas, largos pases de pecho y voluntariosas manoletinas. Actuación larga, bien comenzada a la verónica y con un quite por chicuelinas; tan larga que recibió un aviso antes de entrar a matar. Después… lo dicho: una lástima. El trofeo lo consiguió del que abrió plaza, otro ejemplar noble, manejable y con generoso recorrido por el pitón izquierdo. El navarro se lució con dos tandas de naturales templados, largos, muy bien trazados, que no fueron más porque el utrero acabó por rajarse.

Milagros Sánchez sufrió dos espectaculares cogidas. Fotografía: Jorge Nagore.

Sánchez dibujó su mejor toreo a la verónica frente al segundo de la tarde. Con la muleta, ejecutó dos buenas tandas en redondo ante un ejemplar muy justo de motor pero con clase por ambos pitones. Sin embargo, al natural se vio desbordada. Después, llegó la espectacular voltereta, saldada con una gran paliza. La joven limeña le echó bemoles y se fue a matar, algo que, mermada, hizo como buenamente pudo. A su segundo lo mataron descaradamente en el peto. En la muleta, Sánchez le cogió respeto y, a la salida del embroque, cayó y lo mismo hizo el toro sobre la novillera… En fin, oreja al valor, pero con escaso toreo.

A Castañeda el debut le vino muy grande y dijo muy poco, salvo con los rehiletes.

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