SEBASTIÁN PALOMO LINARES NO TOMÓ VUELOS EN LA PLAZA DE PAMPLONA

Palomo Linares, primero por la izquierda, junto a Antonio Purroy, Adolfo Martín y Borja Domecq, el pasado mes de febrero en la Universidad Pública de Navarra.

Palomo Linares, primero por la izquierda, junto a Antonio Purroy, Adolfo Martín y Borja Domecq, el pasado mes de febrero en la Universidad Pública de Navarra.

El diestro jiennense toreó cinco tardes en la capital navarra, en las que sólo cortó una oreja. En Tudela, por el contrario, sumó asimismo cinco actuaciones pero salió tres veces a hombros.

La plaza de toros de Pamplona no fue nada significativa en la trayectoria de Sebastián Palomo Linares. La suerte le sonrió mucho más en Tudela, donde toreó el mismo número de tardes que en la capital navarra –cinco- y consiguió salir a hombros en tres ocasiones. La actuación en un festival en Cascante y un paseíllo en Fitero, en 1995 –su última actuación en Navarra- completan su presencia torera en esta tierra. Ahora bien, hace un par de meses, estuvo en Pamplona; en la Universidad Pública de Navarra intervino en una mesa redonda de las X Jornadas sobre el Ganado de Lidia y Tauromaquia.

El diestro de Linares debutó en Pamplona el 15 de julio de 1966, en una corrida fuera del abono sanferminero. Alternó con Rafael Ortega , que le cortó las dos orejas al que abrió plaza, y Litri, que consiguió un trofeo del quinto. Se lidiaron tres toros de Carlos Núñez (otros tres fueron rechazados), sin presencia pero con poder, un primero bravo y dos mansos; y tres de Miguel Higuero, mansos en grado sumo, con más trapío y mucho sentido; un auténtico saldo. Estuvo ausente en el ruedo, sin colocación, sin saber qué hacer, medroso y encogido. Escuchó muchos pitos con su primero y soportó una bronca cuando dobló el sexto entre almohadillas.

Regresó dos años después, el 12 de julio, y la historia no se repitió, empeoró; fue abroncado en sus dos toros. Toreó con César Girón, que se fue de vacío, y Ángel Teruel, que fue premiado con las dos orejas del sexto. Se colgó el cartel de “no hay billetes”. Se lidiaron seis toros de María Pallarés de Benítez Cubero, totalmente inadmisibles; dos tuvieron escasísimas defensas y fueron fáciles; el resto fueron becerros sin fuerza, sin cuernos, sin alegría, sin nada. No tuvo toros y la faena al quinto, un choto indecente, se desarrolló entre gritos de “fuera, fuera”; lo despachó de un pinchazo y una estocada entera; la bronca se acrecentó. Algunos críticos dudaron de ese “sorteo” y calificaron la corrida de “fraude a la afición”. Su segunda res fue calificada de “choto”. Ollarra terminaba así en Diario de Navarra su crónica del festejo: “Es este el segundo timo de Palomo Linares en Pamplona, que esperamos no se repita. No se puede estafar al público dos veces consecutivas”.

En  sus tres actuaciones  restantes, se puede decir que casi pasó sin pena ni gloria. En 1976,  con un lote de muchos kilos de Pablo Romero, su actuación se saldó con bronca y vuelta al ruedo. Y en 1979,  el 7 de julio, palmas y vuelta por su cuenta con toros  del mismo hierro; y el día 10 –su último paseíllo en la llamada Feria del Toro- cortó una oreja a su primero –la primera y única en Pamplona-, y escuchó pitos cuando dobló el cuarto, ambos de Hijos de Pablo Martínez Elizondo.

En la Chata de Griseras

Palomo Linares se presentó en Tudela el 25 de julio de 1969.  Toreó con el mexicano Alfredo Leal y con Gregorio Sánchez, que le cortó las dos orejas al quinto. Se lidiaron cuatro toros de Higuero Vidarte, uno de Eusebia Galache y otro de Atanasio Fernández; un encierro que fue calificado de “gatada inadmisible”, “unos bichos que nunca se debieron llamar toros”. Se encargó del tercero y del sexto, y defraudó a los aficionados tudelanos.

Volvió a hacer el paseíllo dos días más tarde, el 27 de julio, ante una plaza llena a rebosar. Alternó con César Girón, que cortó cuatro orejas y un rabo, y Manuel Benítez “El Cordobés”, que consiguió tres trofeos. Se lidiaron cinco toros, que fueron indignos novillos en realidad, de Mercedes Pérez Tabernero, desiguales y flojos, con poca fuerza y buenas intenciones, y uno, el quinto, de Palomo Linares, de su hierro. Falló al matar y se fue de vacío.

Al año siguiente, firmó su primera puerta grande tras conseguir las dos orejas del primero de su lote, de Mercedes Pérez Tabernero. Dos años después, en 1972, volvió a salir a hombros después de cortar una oreja a cada uno de su lote, de Torrestrella.

Toreó por última vez en 1976, el 24 de julio. Volvió a abrir la puerta grande tras cortar las dos orejas del que abrió plaza, de Eusebio Galache.

Dos paseíllos más

Algo más de nueve años después, intervino en un festival en Cascante. Toreó con Antonio José Galán (dos orejas y rabo), Justo Benítez (dos orejas) y los jóvenes novilleros entonces Jerónimo Santamaría (oreja y dos orejas) y Raúl Zorita (dos orejas y rabo). Se lidiaron cuatro novillos de Palomo Linares, de buen juego, uno de Juliana Tabernero, regular, y un sobrero de Flores, sexto, de regalo. Le cortó las dos orejas al que abrió plaza, un novillo de su hierro justo de fuerzas y noble, ante Marina Danko, entonces su esposa, que presenció el festejo desde un palco.

Y casi diez años después, protagonizó su última actuación vestido de luces en Navarra. La fecha, el 15 de marzo de 1985. El escenario, la plaza de Fitero. Sus compañeros de cartel, Manuel Díaz “El Cordobés”, que cortó tres orejas, y Edgar García “El Dandy”, que se fue de vacío. Se lidiaron toros salmantinos de Ramón Sánchez, escasos de casta, pobres de pitones y con poca fuerza. El veterano diestro toreó a su primero despacio, con temple; mató de una estocada desprendida y se le concedió una oreja. Ante su segundo, volvió a lucirse en la faena de muleta; mató de un pinchazo y una entera desprendida, y la generosa presidencia le concedió dos orejas, las últimas que paseó en triunfo en Navarra.

En Pamplona, en el pasado febrero

Ahora bien, su última visita a Navarra la realizó a Pamplona en el mes de febrero de este año, de 2017; en la Universidad Pública de Navarra intervino en una mesa redonda de las X Jornadas sobre el Ganado de Lidia y Tauromaquia. Bajo la batuta del catedrático pamplonés Antonio Purroy, uno de los directores de las citadas jornadas, compartió charla con los ganaderos Adolfo Martín y Borja Domecq.

Sebastián Palomo Linares puso la parte pinturera a la mesa redonda. Explicó su concepto del toro bravo como matador de toros, rememoró su tiempo como ganadero, remarcó el daño que hace tanto saneamiento y dejó unas pinceladas de su otra afición, la pintura.

This entry was posted in Actualidad and tagged , , , , , , . Bookmark the permalink.

Comments are closed.